Rescata Profepa a jaguar en Pacula en estado de salud crítico
ZIMAPÁN, Hgo., 24 de noviembre de 2014.- Vecinos y productores del Rancho San Miguel, denunciaron a la empresa “Compañía Minera el Espíritu” unidad el Sabino ubicada en el Rancho San Miguel, debido a la gran cantidad de contaminantes que está emitiendo al aire, suelo y agua, por la utilización de metales pesados.
Alexandra Rojas Álvarez recordó que la empresa propiedad de la ex presidenta municipal, Rosalía Gómez Rosas, la cual comenzó a operar ilegalmente desde el 2001, presentó una serie de observaciones desde el 2002 por no tener en regla su estudio de impacto ambiental, “y hasta la fecha no ha habido respuesta a esta denuncia, a pesar de la constante contaminación y el intenso olor a reactivos por las mañanas, ya que el principal químico utilizado es el plomo».
La entrevistada señaló que los fuertes vientos esparcen los químicos en el ambiente, ya que no ocupan ningún medio de compactación, y a eso se suma que no hay reforestación o algo que reduzca la cantidad de contaminantes.
“El único derecho que tenemos aquí es a la vida y este tipo de contaminación no nos garantiza un tipo de vida saludable, por el contrario, nos daña cada día sobre todo a los niños y adultos mayores”, puntualizó.
Añadió que el principal producto de la mina, es plomo y en pequeñas cantidades cobre y zinc, que por lo que sabemos “son metales pesados que tenemos en el aire constantemente, incluso el pasado miércoles 5 de noviembre se derramaron los líquidos de esta mina en la presa, le hicimos un llamado a protección civil y al presidente municipal, así como a la Profepa, nadie hizo nada, y no hubo respuesta».
«Tenemos fotografías donde se pueden ver los metales pesados en el agua, y la gente la toma para regar sus cultivos de maíz, calabaza, lo que sea para poder sobrevivir», añadió Rojas Alvarez, quien lamentó el doble discurso de la Profepa y del ayuntamiento de Zimapán, que se ha mantenido al margen de esta grave problemática.
Señaló que en otras ocasiones, las personas ya no cosechan, ya que el metal absorbe y no permite que crezca la planta y se echan a perder los cultivos.
A pesar de que Conagua y Profepa han exigido pruebas de esta grave contaminación, las fotografías no han sido suficiente para ellos, finalizó.