Miguel Ángel Martínez Hernández/Quadratín Hidalgo
TULA DE ALLENDE, Hgo., 10 de diciembre de 2014.- “Estamos hartos de violencia e inseguridad que en los últimos años ha imperado en el país, no queremos más sangre, no queremos muertes, no queremos desapariciones, no queremos más dolor y vergüenza”, pronunció la mañana de este miércoles en una misa por la paz, el obispo de la diócesis de Tula, Juan Pedro Juárez Meléndez.
El presbítero reiteró su repudio a la condición violenta que se vive actualmente en México, al tiempo de mandar un mensaje fraterno y solidario con las familias de los 43 normalistas de la rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, quienes en el mejor de los casos se encuentran desaparecidos, con la excepción del joven del que ya se comprobó su muerte.
“Como mexicanos compartimos el dolor, la pena y el sufrimiento de las familias caídas en la desgracia, cuyos hijos están muertos o desaparecidos, nos unimos al dolor derivado de los asesinatos de Tlatlaya”.
Que se suman, amplió, a los miles de héroes anónimos que han sido víctimas de la violencia, tal vez sólo por hacer un intento de tener un mundo mejor, un México justo.
El líder de la Iglesia católica en la región Tula – Tepeji, aseguró que el catolicismo se ha unido desde hace algún tiempo al clamor generalizado del país por obtener la verdad y la justicia, y que ellas sean los instrumentos para una transformación, la cual tiene que darse en varios sentidos, desde lo social, hasta lo judicial y político, que aseguren que hechos atroces como los de Iguala y Cocula, Guerrero no vuelvan a repetirse.
Indicó que en la exhortación pastoral de la Diócesis de Tula de 2010, se advirtió sobre el efecto destructor de la creciente violencia que se vivía en aquella época en
México, “y, hoy a 4 años, vemos que ese exhorto fue ignorado, pues la realidad nos rebasa”.
Hoy en día la situación del país ha empeorado por mucho, desatando una verdadera crisis nacional, en donde muchas personas viven sometidas por el miedo, por la desconfianza, esta es una situación preocupante que tenemos que atender todos los mexicanos, indicó.
Exhortó a los fieles católicos y a todos los mexicanos a participar en la transformación del país, “pues en nosotros está la solución a esta problemática, si somos capaces de eclipsar el odio de nuestro corazón, y revivir al espíritu de la amistad y de la sana convivencia”.