Ráfagas: ¿Malos manejos en la Comisión de Búsqueda de Personas?
PACHUCA, Hgo., 10 de agosto de 2015.- Uno de los principales limitantes para atacar una adicción es la negación de esta, la gente suele decir que no tiene mayor problema en dejar de beber, fumar, comer en exceso o relacionarse de determinada manera en cuanto se lo proponga, lo que luego, en el momento de los hechos resulta muy distinto.
Esta negación, por supuesto, funciona como mecanismo de defensa evitando que la persona que tiene una adicción experimente la angustia que le provocaría admitir que no le es fácil auto regularse o que ha perdido el control por completo, y por otra parte, porque es una justificación para mantenerse en ella, o bien por no considerarla como tal, debido a que a pesar de que existen múltiples adicciones, por lo general estas suelen relacionarse con el consumo de substancias tóxicas o con la farmacodependencia, cuando en la realidad la gama de adicciones es mucho más amplia de lo que imaginamos, se puede ser adicto a casi todo: a una relación, al trabajo, al sexo, a las personas, la comida, el juego, la pornografía, los pensamientos negativos, etc.
Las adicciones se caracterizan por creencias y acciones que conducen a la obsesión y a la compulsión. En la obsesión el pensamiento está absorto en aquello a lo que se es adicto y en la compulsión a realizar las acciones necesarias para satisfacer la necesidad física o psicológica derivada de la adicción , en la primera porque el organismo se ha habituado a los efectos de consumo. Y en la psicológica como resultado de determinadas creencias que generan la dependencia.
Por ejemplo, en el tabaquismo, si la adicción es física la gente experimenta el síndrome de abstinencia porque su organismo se ha acostumbrado a determinadas dosis de nicotina, y toda vez que esta disminuya buscará compensar esa falta con determinados síntomas físicos. Y si la adicción es psicológica estará básicamente vinculada con las acciones, pensamientos o emociones que se han ligado con el consumo del cigarro, si está triste, preocupada, si tiene una reunión social o si se siente solitaria experimentará necesidad de fumar aun cuando su organismo no lo requiera. Y en el caso de la dependencia emocional, por ejemplo, permanecer en una relación que más que amor ocasiona dolor.
Como podremos ver las adicciones esclavizan, someten y afectan seriamente la salud física y emocional de quienes las padecen e incluso de las personas con quienes conviven.
Afortunadamente existen diversos medios y alternativas para liberarse de estas, que por supuesto implican tiempo y esfuerzo, pero que bien valen la pena por tener una vida libre de adicciones. Porque aun en los casos en los que una adicción no tenga nada que ver con el consumo de fármacos o substancias tóxicas también ocasiona daños físicos y emocionales.
Por supuesto, es necesario determinar la causa, es decir, lo que conduce a ellas y trabajar desde la raíz del problema, puesto que cuando no se hace de esta forma es común que se abandone una adicción para caer en otra.
El primer paso es admitir que se tiene la dificultad de abandonar determinado hábito o bien que se depende totalmente de algo o alguien para experimentar bienestar, y si bien, dicho de esta forma, resultaría que mucha más gente de la que se cree padece alguna adicción, la diferencia reside en tener la capacidad de prescindir de esto y en que no esté impactando negativamente en el desempeño de la vida cotidiana.
Pero como el limite suele ser muy fácil de transgredir es importante que ante el menor indicio se defina entre lo que amerita o no atención especializada, para lo cual lo más recomendable es acercarse a un profesional de la salud que realice un diagnostico correcto y oportuno prescribiendo el tratamiento de la misma.
Lamentablemente, las propias características de una adicción dificultan su reconocimiento, por esto, es importante advertir que la conducta adictiva está mayormente vinculada con una satisfacción temporal que con un bienestar a largo plazo, y recordar que toda adicción ocurre gradualmente, así que lo mejor es evitar aquello que puede provocarlas, o detenerlas desde el inicio.
La realidad es que ninguna adicción es placentera permanentemente, tarde o temprano lastima y destruye, porque aun cuando en un principios parezca o se considere como fuente de satisfacción, en algún momento provocara más dolor que bienestar, felizmente en la vida hay muchas otras acciones que pueden llevarnos a sentirnos extasiados, satisfechos y plenos física y emocionalmente, y por supuesto, la buena salud mental es la que nos acerca a buscar y propiciar aquello que si favorezca y promueva un entorno interno y externo capaz de auto regularse y enfrentar con sano juicio las circunstancias y retos que la vida conlleva. Por más complicado que parezca liberarse de una adición es más difícil y doloroso someterse a ella. A las adicciones hay que tenerles cuidado y aún más a las creencias que nos pueden hacer caer en ellas.
Lorena Patchen / Psicología y Coaching / Entre géneros Jueves 20:00 Horas por 98.1 FM.