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MÉXICO, DF., 21 de septiembre de 2015.- Raúl Delgado Lamas compara su manera de enfrentar la falta de recursos con el carácter del religioso que en el siglo XVI impulsó la construcción de la mayor obra de ingeniería hidráulica de toda la Nueva España. “Sí tenemos una necesidad, no tengo recursos, pero tengo una voluntad, y así lo hizo Francisco de Tembleque”, dice el director de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural del Conaculta cuando se habla de los retos que enfrenta la obra monumental declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el 5 de julio pasado.
El reconocimiento mundial al Sistema hidráulico del Acueducto del Padre Tembleque fue ampliamente celebrado. Las autoridades mexicanas -de todos los niveles- hicieron eco inmediatamente de la declaratoria, pero el monumento de más de 48.6 kilómetros de longitud enfrenta una serie de desafíos que exigen mucho más que voluntad.
La falta de infraestructura para el creciente turismo que atrae el monumento, escasez de recursos para concluir su restauración y darle mantenimiento, el saqueo de su corriente pluvial e, incluso, la ausencia del registro de propiedad de más del 85 por ciento de su trayecto, son sólo algunas dificultades.
Mateo Linaza Ayerbe, miembro del Patronato Acueducto Tembleque S. A. de C. V. (fundado en 1996 por el presbítero Ángel Cerda Córcoles), calcula que se requieren al menos 120 millones de pesos para satisfacer al ciento por ciento las necesidades de la obra. También, estima, será necesario destinar unos 3.5 millones de pesos anuales para dar mantenimiento a la construcción novohispana, con cuadrillas equipadas y a bordo de camionetas que deberán recorrerlo todo.
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