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TULA DE ALLENDE, Hgo., 29 de octubre de 2015.- Para los floricultores de temporada que siembran en parcelas ubicadas en las comunidades de San Francisco Bojay, Julián Villagrán, Benito Juárez y Santa Ana Ahuehuepan, la venta de la flor de muertos ha dejado de ser negocio.
Así lo consideraron en entrevista varios productores consultados al respecto, quienes dijeron que de momento el panorama es incierto, y no saben si vayan a acabar de vender sus cultivos y si por estos obtengan buena remuneración, el precio justo o por lo menos obtengan algo para salir a mano.
Dijeron que este panorama poco alentador es propiciado a que la semilla para sembrar el cempasúchil, la nube o la manita de león que son las flores tradicionales cada vez está más cara, “este año llegó hasta los 6 mil pesos o ya muy barato 5 mil, y eso regateando”.
A ello –se quejaron- se le suma las pérdidas por la plaga del chapulín que infecta la planta y se come los sembradíos, además del agua en exceso que echa a perder la nube, aparte que carecemos de cualquier tipo de subsidio por las mermas, estamos solos”, abundaron.
Refirieron que ya prácticamente se dedican a la siembra del cempasúchil por no dejar morir la tradición, porque la gente continúe llevando flores a sus parientes fallecidos y aunque sea una vez al año se acuerden de ellos, “porque qué sería de la gente sin su cultura, si nos olvidamos de nuestras tradiciones”.