Ráfagas: Molestia vecinal en Pachuca
PACHUCA, Hgo., 25 de enero de 2016.- En Derecho, se comenta mucho la dualidad intrínseca entre LEGALIDAD y JUSTICIA. La búsqueda de lo justo se colma de dificultades. La esfera íntima, que evalúa la correspondencia de los preceptos más marcados, distingue la justicia como criterio distinto a la legalidad, poniéndolo en nivel superior, que tiene luz, visión y profundidad diferente, más alta, casi sublime, y que permite identificar si un hecho, aunque conforme, sea injusto. Justicia es generalmente y de manera desafortunada, algo que no es sinónimo de legalidad. La experiencia nos enseña que muchas veces la legalidad prevalece sobre la justicia, y ejemplos de ello en países como el nuestro, México, son incontables, cuando la insistencia sobre los derechos humanos los deja aparecer como el exclusivo fruto de Leyes o de decisiones normativas tomadas por quienes detentan el poder. Cuando vienen presentados solamente en términos de legalidad, los derechos corren el riesgo de transformarse en débiles proposiciones separadas de la dimensión ética y racional, que es en realidad lo que debería prevalecer al ser su verdadero fundamento y fin.
En síntesis, las leyes, además de legales, deben ser justas, pero eso no siempre se logra. Algunas leyes jurídicas, son o en su día fueron legales, son o eran claramente injustas desde el plano ético y moral. Por ello hay que preguntarse ¿Qué legitima el derecho a las normas jurídicas vigentes? ¿Cuáles son las relaciones entre el derecho y la ética entendida como justicia?
Todo esto viene a colación cuando como simples espectadores somos también víctimas de la manipulación que realiza la dupla entre medios y gobierno. Somos escarnio en el contexto mundial apareciendo como una jungla salvaje, plena de violencia e incertidumbre y gobernada por un sistema de democracia bananera donde se presentan los fenómenos más inexplicables que ni a las mentes más retorcidas podrían ocurrírseles, pero dentro, en la apreciación interna de la población que se informa por televisión y algunos medio impresos y electrónicos, el escandalito de nota de espectáculos donde el chivo expiatorio ha sido la actriz Kate del Castillo, ha ocupado las plumas distractoras de muchos columnistas como Ricardo Alemán y otros en periódicos como El Universal donde a 8 columnas mantienen a la expectativa a muchos lectores en torno a esta telenovela, pero por días no dedicaron una sola nota al caso de lavado de dinero de Moreira, el ex presidente del PRI durante la elección presidencial de EPN, donde se sometió al gobierno mexicano a una exhibición más de su nivel de corrupción, inoperancia y cinismo sin límites.
Precisamente un medio extranjero en español, Univisión, da cuenta de lo que hemos expuesto: “Joaquín Guzmán Loera no ha asesinado a nadie en México”. Al menos eso afirma la verdad jurídica de su caso en México, donde las autoridades no le han fincado un solo cargo de homicidio en 20 años de acusaciones.
Las seis causas penales que el líder del Cártel de Sinaloa tiene vigentes en México, confirmadas a Univisión e investigadas por autoridades judiciales, incluyen cuatro cargos de delincuencia organizada y delitos contra la salud en grado de tentativa, un cargo por delincuencia organizada y uno más por la portación de armas de uso exclusivo del Ejército y la Fuerza Aérea. En México se juzga como “delitos contra la salud” todas las variantes de acusaciones por narcotráfico. En el caso de Guzmán, un cargo de 2009 lo acusa de “posesión con fines de comercio” de cocaína.
En ningún otro se menciona alguna droga en específico. Su participación fue “colaborar al fomento para posibilitar la ejecución del delito”, de acuerdo con los expedientes judiciales a los que la televisora estadounidense tuvo acceso. Ante la solicitud de entrevista sobre el tema, la PGR respondió que estaban procesando la petición.
“Lo único que vale es lo que está en el expediente, es lo único que vale. Lo que digan los medios de comunicación definitivamente no opera, no sirve, en la parte jurídica”, explicó el abogado penalista Rafael Heredia, sobre las acusaciones en contra de Guzmán en territorio mexicano. En Estados Unidos, la corte de Nueva York le acusó de varios asesinatos cometidos en México en contra de informantes, testigos, miembros de cárteles rivales y funcionarios, uno de ellos el de Rafael Ramírez, un policía que trabajaba para la policía del Estado de México.
Y mientras tanto, la economía de México y su viabilidad futura de crecimiento y desarrollo, se siguen derrumbando y no hay visos de solución alguna. ¿Qué más falta?