Ráfagas: Molestia vecinal en Pachuca
MÉXICO, DF, 29 de enero de 2016.- Los comerciantes de Chilpancingo han decidido auto protegerse. Siete empresarios han pedido al Ejército asesoría y adiestramiento para algunos de sus empleados. No hallan otra salida ante la violencia incontenible.
“Es un grito desesperado de auxilio para que la Federación volteé los ojos a Guerrero, la última entidad en el desarrollo del país, la primera en inseguridad”, justifica Adrián Alarcón Ríos líder de los patrones chilpancingueños.
“La gente no confía en la autoridad municipal ausente; solamente hay 115 policías certificados, divididos en tres turnos. Cuarenta agentes para cuidar más de 600 colonias no alcanzan”.
¿Entonces la solución es armar a la población?, le preguntamos.
Visto de lejos, eso puede juzgarse como un desafío al Estado; peligroso acto de rebelión.
El líder de Coparmex relata el sufrimiento empresarial en carne viva: “Los empleadores estamos trabajando a la tercera parte de nuestra capacidad; estamos al borde de la ruina”
Difícil controvertir soluciones radicales como respuesta al Estado fallido; más difícil justificarlas.
¿Qué va a pasar con estas guardias blancas?, ¿se engolosinarán como los lobos en el redil de las ovejas?
La desesperación es peligrosa consejera para los empresarios de Chilpancingo quienes recorren el mismo camino de los comerciantes y agricultores de la Tierra Caliente Michoacana, cuando tomaron las armas para defenderse del crimen organizado y en terminaron aliándose a las bandas delictivas.
Las malas policías no se pueden sustituir por buenos «Caballeros Templarios».
La única salida posible es forzar a las instituciones a desarrollar su función con estricto apego a derecho, de lo contrario, las guardias empresariales armadas equivaldrán a tapar un agujero haciendo otro por donde sigan escapando no sólo la confianza sino también la vida.
EL MONJE RESIGNADO: Guerrero es el estado más pobre e inseguro; asaltos, extorsiones, secuestros, asesinatos y fosas repletas de cadáveres a quienes nadie busca… Queda claro que el tema ya no es sólo el rescate económico de la entidad. Inyectar recursos y enviar tropas para atender la coyuntura violenta contiene el problema, pero no lo resuelve mientras el Estado falle en cumplir su primordial obligación institucional: procurar la paz y seguridad de los habitantes. Si los gobiernos estatal y municipales son incapaces, pierden toda autoridad para exigir a los ciudadanos acatar sus obligaciones. De acuerdo, en Guerrero no debe caber la resignación mansa, conformista, pero tampoco el foso y la fosa sin fondo.
@JoseCardenas1 | [email protected] | www.josecardenas.com