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PACHUCA, Hgo., 5 de diciembre de 2016.- Luego de que la Procuraduría General de Justicia de Hidalgo (PGJEH), reveló un presunto caso de abuso sexual dentro de las filas inferiores del Club Pachuca, donde un menor habría sido violado por un entrenador, la directiva de los Tuzos optó por el silencio.
El hecho es lamentable, pero no sorprende, porque desde hace años han sido públicas las vejaciones y abusos que enfrentan niños y adolescentes, quienes motivados por el anhelo de convertirse en futbolistas profesionales, abandonan su tierra natal para probar suerte en los Tuzos del Pachuca, donde, si no eres hijo o ahijado de los directivos Jesús Martínez o Andrés Fassi, no pasarán de las fuerzas básicas.
En febrero del 2008 documenté las deplorables condiciones en las que vivían cerca de 80 niños y jóvenes de entre 10 y 18 años de fuerzas básicas, algunos extranjeros, otros mexicanos, pero todos hacinados en la Casa Club, ubicada a unos metros de la 18a Zona Militar, en la famosa colonia El Tezontle, tierra del mítico jefe del cártel de Los Zetas, Heriberto Lazcano.
Mexicanos, argentinos, costarricenses, paraguayos y hasta españoles, todos amontonados en aquella casona de tres pisos, sorteaban diariamente maltratos y hasta robos entre ellos mismos, al igual que otros 55 jóvenes que habitaban en la Casa Club ubicada en la Unidad Deportiva Municipal de Pachuca, instalaciones presuntamente del municipio, pero que los directivos del Club Pachuca administraban a su antojo.
Eso sí, un panorama diferente enfrentaban aquellos que tenían padrino, como por ejemplo los hijos del argentino Andrés Fassi, que sin ningún problema, un día encontraron la titularidad en los Tuzos desde que ingresaron a la escuadra infantil.
O por ejemplo Pablo Ayala, hijo del argentino Rubén “el Ratón” Ayala, ex jugador del Pachuca, y quien tras fracasar como futbolista, por aquellas fechas le abrieron un espacio como comentarista deportivo en el Sistema Hidalguense de Radio y Televisión.
Las quejas hechas entonces por los propios entrenadores de la Casa Club, aludían incluso a la conformación de dos grupos dentro de las filas inferiores, es decir, aquellos cuyas familias tenían solvencia económica y los que no. Los que tenían capacidad económica suficiente debían pagar cuotas estratosféricas a cambio de ver debutar en el primer equipo a sus hijos.
Ante estas acusaciones, al igual que ahora, la directiva Tuza guardó silencio.
Twitter: @AlexGalvezQ