(W) Ecos Sindicales: Operación Panal
CIUDAD DE MÉXICO, 1 de agosto de 2017.- Las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) en Venezuela tuvieron lugar el pasado domingo 30 de julio, proceso en el que los venezolanos inscritos en el Consejo Nacional Electoral (CNE) acudieron a ejercer su derecho al voto. El asunto a votar, la controvertida y maliciosamente satanizada Asamblea Nacional Constituyente, que en realidad e igualmente como la de 1999, no disolverá los poderes, sino que coexistirá con ellos.
Lo que está planteado es un diálogo superior en medio del gravísimo conflicto y violencia en la que actualmente se encuentra Venezuela, y el motivo principal es sustentar por Ley, la adición de programas y conquistas sociales, y la reorganización del Estado, entre otros aspectos frente a la constante negativa por parte de sectores de la oposición venezolana, tanto al diálogo como al llamado a las elecciones.
Pues bien, fueron nada menos que 8,089,320 venezolanos a las urnas para elegir 537 integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) y 8 más serán elegidos por las comunidades indígenas comenzando agosto. De estos 537 integrantes, 364 se eligieron territorialmente, es decir tomando a los municipios como base y 173 se eligieron sectorialmente, siendo estudiantes, pensionados, empresarios y trabajadores entre otros.
La Asamblea Nacional Constituyente está por encima de todo poder constituido en Venezuela. Está contemplada por la Constitución de Venezolana, pudiendo ser convocada por la ciudadanía, por el presidente de la República y por la Asamblea Nacional, sin el requisito de un referéndum para autorizar su convocatoria, sin embargo en el caso de las reformas constitucionales o la nueva constitución, sí sería necesario aplicar el referéndum.
Desde el inicio de la revolución bolivariana, en Venezuela se han organizado 21 elecciones con un sistema electoral que ha sido considerado como uno de los mejores del orbe, incluso por el ex presidente estadounidense James Carter, con un sistema en que el votante se identifica en 2 ocasiones durante el proceso y con votación electrónica a la que solo puede acceder vía su huella digital al llegar al centro de votación. Una vez hecho esto, obtiene una boleta donde se hace constar el sentido de su voto y se contabiliza, además de la vía electrónica, de manera física para un conteo tradicional.
El proceso según observadores y distintos actores políticos que permanecieron durante la votación, fue impecable, pero previsiblemente y de inmediato, los jilgueros de la desinformación, comenzaron a descalificar el proceso y a difundir contenidos falsos y tendenciosos, especialmente y de manera descarada los principales diarios españoles y estadounidenses, quienes atienden la oscura agenda de los dos países coincidentemente con mayor interés en derrumbar el gobierno legítimo venezolano por el evidente interés en las inmensas reservas petroleras, y minerales del país sudamericano.
Inmediatamente también varios otros gobiernos vasallos, que NO LA MAYORIA, comenzaron a pronunciarse patéticamente en contra de la elección de un país independiente y autónomo como lo es Venezuela. Cualquier persona con un mínimo de conocimiento sobre la política interna y externa de México, pensaría que su gobierno no tendría cara para pronunciarse en contra, aún a pesar de las indicaciones del gobierno de Trump.
Nuevamente el gobierno peñanietista ¿sorprendio? con un cinismo absoluto. No terminamos de presencial los más recientes fraudes electorales mexicanos, como el del Estado de México y el de Coahuila, este último que ya negociado por el PRI, con el PAN para que callen ante la atrocidad electoral mexiquense, negándose al conteo de votos, cuando sin la más mínima autoridad moral la SRE tiene la osadía de desconocer los resultados en Venezuela sin contar con base legal o científica alguna, pero habiendo convalidado una simulación de referéndum hace una semana por parte de la oposición venezolana que pareciera haber ido asesorada por los expertos del PRI y del PAN, ya que jamás demostraron los supuestos 7 millones de votos, pero que muy al estilo de los fraudes mexicanos, ¡Quemaron las boletas!, de manera que nadie puede verificar la veracidad de esa simulación.
Millones de mexicanos que no permitimos que se manipule nuestra mente, estamos en absoluto desacuerdo ante la insultante, intervencionista e impropia declaración oficial encabezada por el “aprendiz” de canciller ante los comicios legales de una nación independiente. Baste aplicar un poco de empatía y pensar en si aceptaríamos que gobiernos corruptos e ilegítimos del extranjero, pretendieran desconocer un ejercicio electoral democrático en México como algún día aspiramos a poder presenciar y experimentar por primera vez.
Algún día…