
No es por ellos, es por nosotros
CIUDAD DE MÉXICO, 20 de febrero de 2018.- La base legal para la tenencia de armas de fuego en los Estados Unidos está consagrada en la Segunda Enmienda de su Constitución, lo que sería equivalente a un anexo a nuestra Carta Magna en su parte dogmática. De ahí la supuesta justificación para pretender una virtual santificación de la citada ordenanza que data del 15 de diciembre de 1791, en que se incluye un texto legal que reza así: "SeLiendo necesaria una Milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado Libre, el derecho del pueblo a poseer y portar armas, no será infringido”.
El control de armas es uno de los temas más polémicos en la política estadounidense. Con cada tiroteo en masa, definido como cuatro o más víctimas asesinadas indiscriminadamente en un mismo incidente, el antagonismo crece entre ambos lados del argumento del control de armas. Los impulsores de las regulaciones más estrictas de armas, temen por la seguridad de la gente en un país donde hay un promedio de 88 armas de fuego por cada 100 personas y 115,000 muertes cada año en los Estados Unidos, incluyendo asesinatos, asaltos, accidentes, intervención policial y suicidios, en los que invariablemente intervienen armas de fuego de todos tipos y calibres.
Los que se oponen a los argumentos regulatorios, sin embargo, también temen una pérdida de seguridad. Argumentan que restringir el derecho a portar armas dejaría a los ciudadanos incapaces de protegerse a sí mismos en su vida cotidiana, o en el peor de los casos, de un gobierno que se vuelva contra el pueblo. Aunque las regulaciones varían de estado a estado, existen algunas condiciones clave para obtener armas en los Estados Unidos.
La Ley de control de armas de 1968 (GCA), que regula las armas de fuego a nivel federal, exige que los ciudadanos y residentes legales tengan al menos 18 años de edad para comprar escopetas o rifles y municiones. Todas las demás armas de fuego, por ejemplo, pistolas, solo se pueden vender a personas de 21 años en adelante. Los funcionarios estatales o locales pueden implementar restricciones de edad más altas, pero no se les permite reducir el mínimo federal.
En redes sociales circula un revelador y electrizante video donde se observa a un chico de 13 años de edad que es acompañado por otra persona, presumiblemente adulta y con una cámara escondida que registra todo. En el transcurso del video se observa como el muchacho entra a una tienda y trata de comprar cigarros, siendo infructuoso por no llevar consigo identificación y porque evidentemente es muy joven, lo que implicaría la venta ilegal a un menor, lo cual es sumamente controlado y penalizado.
El joven continúa con intentos similares en otros establecimientos pero con otros productos como boletos de lotería para rascar, cerveza, películas para adultos y solventes, en todos los casos, con el mismo resultado negativo. Por último, ingresa a una armería donde pregunta por un rifle calibre .22 de precio módico, recibiendo del empleado toda la explicación del funcionamiento del arma y quien solo le pregunta si es mayor de 18 años, recibiendo una respuesta afirmativa para proceder a recibir el pago en efectivo y entregar el arma al niño comprador sin mayor requisito.
¿Quién tiene restricciones para comprar o poseer armas de fuego? Fugitivos, personas consideradas un peligro para la sociedad y pacientes de instituciones mentales, personas con condenas por delitos graves anteriores que incluyen una pena de prisión superior a un año, o delitos menores con condenas de más de dos años, la ley federal también bloquea la venta de armas a personas que han sido declaradas culpables de posesión o uso ilegal de sustancias controladas durante el año anterior incluyendo la marihuana, que, aunque legalizada en muchos estados, sigue siendo ilegal según la ley federal.
A la luz de un análisis simple, así como del sentido común, pareciera no haber necesidad de mayores motivos para que la sociedad estadounidense en su conjunto se unificara en pro de una severa regulación en la venta de armas, especialmente de las de asalto como los fusiles AR-15 que han sido los más utilizados en estos ataques indiscriminados y altamente mortales, sin embargo no es así, la mentalidad belicosa y armamentista de la población en general, así como los fuertes intereses económicos por parte de la industria de las armas y sus organizaciones promotoras, principalmente la NRA, (National Rifle Association), no parecen percibir motivo suficiente para poner un alto a una problemática que cada día escala mayores niveles y que sitúa cifras tan impresionantes como el hecho de que el 48% de los 650 millones de armas en el mundo, estén en manos de estadounidenses. Un gran negocio que ninguna vida humana es tan importante como para cambiar la mentalidad de estos hipercapitalistas.