
Laboratorio público: Educación artística
CIUDAD DE MÉXICO, 17 de abril de 2018.- La semana pasada el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) avaló la candidatura de Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco” a la presidencia de la República, pese a que el Instituto Nacional Electoral (INE) evidenció que el gobernador de Nuevo León con licencia incurrió en diversas anomalías para recabar 58 por ciento de firmas falsas, sin embargo, esta decisión tiene un trasfondo político en medio de la contienda electoral.
Evidentemente el Bronco no tiene posibilidades de ser presidente de la República, sin embargo, cuatro de los siete magistrados del TEPJF determinaron darle la candidatura al mandatario neoleonés con el fin de que busca cooptar el voto de los demás candidatos, en específico del puntero, Andrés Manuel López Obrador.
Los magistrados Mónica Aralí Soto, Felipe Fuentes y José Luis Vargas fueron impulsados por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), mientras que Indalfer Infante fue propuesto por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), son quienes votaron a favor de la candidatura del Bronco, por lo que el sesgo político que gira en torno a la polémica decisión posiciona al TEPJF como un árbitro electoral cuestionado que pierde credibilidad a unos días de las elecciones más importantes del país.
Resulta irónico que el único partido que no se pronunció en contra de la decisión del tribunal electoral fue el PRI, cuyos representantes consideraron que es respetable dicho fallo, aunado a que al inicio de la campaña del Bronco, el principal blanco de sus críticas fue López Obrador, a quien le reiteró que “irá por él”.
Los estrategas políticos esperan que el Bronco, un personaje que emplea propuestas populistas y cuya imagen antisistema le valió para ganar la gubernatura de Nuevo León en 2015, ayude a quitarle votantes a López Obrador, pues confían que un tipo de votantes del morenista podrían optar por el candidato independiente y con ello cerrar la elección presidencial.
No obstante, la última encuesta de Parametría reveló que la incorporación del Bronco a la boleta electoral no afectará a los candidatos, por lo que el mandatario estatal tendrá que utilizar una campaña más dinámica para arrebatarle votantes al fundador de Morena, principalmente en el norte del país, donde el tabasqueño tiene poca fuerza política.
Si la candidatura de Margarita Zavala está centrada en quitarle votos de panistas inconformes a Ricardo Anaya, la adhesión del Bronco a la contienda electoral está enfocada en quitarle votos a López Obrador, en una contienda donde el principal beneficiado será el PRI al fragmentarse el voto de la oposición y fortalecer el voto duro del priismo.
Aunque es poco probable que prospere la candidatura del Bronco, lo más preocupante es que la máxima instancia electoral del país, la que calificará la elección presidencial, pierde credibilidad ante la ciudadanía que desconfía de una institución que debería independiente de cualquier partido político y que debilita la confianza al árbitro electoral.
Si en 2006 el extinto Instituto Federal Electoral (IFE) y el Tribunal Electoral fueron cuestionados por los simpatizantes de López Obrador por la mínima ventaja que obtuvo en ese momento Felipe Calderón sobre el tabasqueño y que sembró las dudas de un fraude histórico, con la decisión de incluir al Bronco a la boleta electoral nuevamente hay incertidumbre de un sector de la sociedad sobre el desempeño de la autoridad electoral.
La conferencia de prensa de los magistrados del tribunal electoral dejó más dudas que certezas a los ciudadanos, por lo que nuevamente se cierne un ambiente complejo en la contienda presidencial, pues los ánimos en cualquier momento pueden crisparse más si la decisión de la máxima instancia electoral del país no agrada a unos.