Subestimando a la presidenta
CIUDAD DE MÉXICO, 18 de junio de 2018.- Son en su mayoría menores de origen centroamericanos que han sido separados de sus padres al ser detenidos en la frontera y enviados a un frio y triste antiguo almacén comercial que ha sido habilitado como un “refugio” pero que en los hechos es el impensable y más grande centro de detención de niños migrantes en Estados Unidos.
Ubicado muy cerca de la frontera norte de México, en el estado de Texas, es ahora el lugar donde se aterroriza a miles de niñas y niños que no entienden el por qué han tenido que escapar de la violencia o la extrema pobreza de sus países de origen, pasando por el infernal viacrucis de atravesar en condiciones extremas todo el territorio mexicano para después entrar a los Estados Unidos junto con sus padres, viviendo el temor y la angustia de tratar de no ser descubiertos, pero viendo como hombres uniformados, armados y que hablan un idioma que no entienden, los han arrancado de los brazos de sus padres al separarlos para llevarlos a un lugar extraño donde los mantienen encerrados.
Es difícil imaginar no solo las sensaciones y sentimientos que se ha generado en estos menores, pero más aún, la afectación que de por vida habrán de cargar en sus mentes y su formación, además claro del sufrimiento e impotencia también provocado a sus padres.
Fue en abril pasado, cuando el gobierno de Donald Trump puso en marcha la ofensiva más amplia y despiadada de que se tenga memoria en términos del tema migratorio y que tiene un énfasis muy directo en contra las familias que intentan cruzar la frontera con hijos. Hace ya dos meses que el Departamento de Justicia de Estados Unidos, legalmente considera que los adultos intentando ingresar a territorio estadounidense de forma indocumentada, cometen un delito por el que deben ser juzgados, lo que implica en automático que pierdan la custodia de los menores que los acompañan.
Esta nueva política representa un cambio total a la que se consideraba tan solo como una infracción administrativa cuando se registraba el primer cruce indocumentado, lo que hoy ha provocado un resultado de dimensiones brutales, con ya 1.995 menores que fueron separados de 1.940 adultos entre el 19 de abril y el 31 de mayo pasado según cifras oficiales reveladas el pasado viernes 15 de junio, montos que están escandalizando a la opinión pública y que han provocado muestras de rechazo incluso desde dentro del propio Partido Republicano.
Sus críticos lo acusan de actual con evidente y excesiva crueldad, sin embargo el fiscal general Jeff Sessions justifica estos actos con una frase inserta en la Biblia y que aludiendo al apóstol Pablo cita:
En (la carta a los) Romanos 13, dice “Obedecer las leyes del gobierno porque Dios las ha dispuesto con el propósito del orden. Usted júzguelo.
Tan inhumano y grotesco panorama, motivo incluso a algo no esperado, y es que Melania Trump, esposa del presidente, realizó un llamado a acabar con la política de separación de los padres e hijos que ingresan “ilegalmente” al país, y al respecto también expresó su sentir por medio de su portavoz le atribuyó el que ella “cree que necesitamos ser un país que respeta las leyes, pero también un país que gobierna con corazón”, vía un comunicado.
Donald Trump por su parte y como siempre, responsabiliza de la situación a una ley que asegura haber heredado de los demócratas, a quienes instó a trabajar con los republicanos para crear nuevas leyes; Sin embargo en realidad está usando esta situación para pretender forzar a que se elijan más republicanos en las elecciones intermedias de noviembre y acusó a los demócratas de ser buenos solo en tres cosas: altos impuestos, alta criminalidad y obstrucción.
Y por si esta política terrorista fuera poco, las autoridades de migración anunciaron planes de levantar campamentos de tiendas de campaña para acoger cientos de niños en el desierto de Texas, donde las temperaturas alcanzan con frecuencia los 40ºC o más, una acción por demás inhumana, situaciones que no son suficientes para despertar la misericordia del gobierno federal, lo cual se puede confirma con la fría e insensible declaración de este lunes 18 por parte de la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, quien sostuvo que el gobierno estadounidense no pedirá disculpas, justificando su accionar al argumentar que “Las acciones ilegales tienen consecuencias”.