(W) Ecos Sindicales: Operación Panal
CIUDAD DE MÉXICO, 21 de junio de 2018.- Cada 12 años se empalman las elecciones presidenciales de México con la celebración de la Copa del Mundo del futbol y aprovechando que México es uno de los países más futboleros del planeta los políticos se ponen la playera de la Selección Mexicana y tratan de demostrar que son iguales que los ciudadanos, que aman el futbol, el símbolo más evidente del patriotismo contemporáneo.
México no es una potencia en el futbol pero cada cuatro años se renuevan las esperanzas de ver a la Selección Mexicana campeona del mundo y codearse con los mejores conjuntos del planeta como Brasil, Alemania, Italia, Argentina, Uruguay, España, Inglaterra, Francia, entre otras, pese a que la paradoja dolorosa es que el llamado “Tricolor” no ha logrado avanzar de los Octavos de Final desde que fue sede de la justa mundialista en 1986.
Sin embargo, la pasión mexicana y la ilusión de bordar la primera estrella en el escudo de la Selección Mexicana no se detiene como la esperanza de un cambio en el país y abatir los problemas más arraigados del país como la pobreza, marginación, desigualdad, inseguridad, impunidad y corrupción, y por ello incluso algunos han aprovechado la euforia mundialista para hacer analogías entre la política y el futbol.
José Antonio Meade no se cansó de evidenciar su pasión por el futbol en el último debate presidencial, pese a que en ningún momento fue uno de los temas de la discusión pública, mientras que Ricardo Anaya también ha externado su gusto por el balompié en varios eventos públicos.
Curiosamente ambos participaron en una entrevista con José Ramón Fernández sobre futbol, por lo que han intentado acercarse a ese sector del electorado que se apasiona con el futbol, mientras que Andrés Manuel López Obrador también ha aprovechado la euforia mundialista para decir que México ganó de la misma manera ante Alemania como él triunfará el 1 de julio.
Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco” tampoco ha dejado pasar la oportunidad de manifestar su apoyo a la Selección Mexicana y transmitió en vivo en Facebook durante el partido entre México y Alemania el domingo pasado, pues la coyuntura mundialista en estos momentos ha rebasado la tensión política electoral que existe desde enero pasado.
Los cuatro candidatos se han esforzado por evidenciar que son aficionados a la Selección Mexicana y pareciera un concurso en el que ganará las elecciones quien será el más apasionado del futbol, pero dicha situación no es nueva, ya que en 2006 los candidatos tampoco se cansaban de decir que apoyaban al combinado nacional en la justa mundialista.
Lamentablemente la calidad del debate público cada día desciende más, pasamos de las acusaciones de corrupción entre los candidatos a sentirse los iluminados que ganarán las elecciones con ejemplos del futbol cuyas características y contexto es totalmente distintos, sin embargo, para ganar adeptos es mejor el discurso llano sin sentido que la discusión profunda sobre los problemas que le duelen a México.
En tanto los candidatos estén más interesados en presumir su encanto al futbol y no en decir cómo atenderán los problemas más importantes del país, no esperemos que se pronuncien por las medidas violatorias de derechos humanos del gobierno de Estados Unidos hacia los migrantes indocumentados que intentan cruzar la frontera o los constantes asesinatos a políticos, alcaldes, ex alcaldes, candidatos, regidores, diputados, entre otros, que hasta el momento contabilizan 114 ejecuciones.
Es tiempo de elevar la calidad del debate público entre los candidatos, centrarnos en decirnos cómo se atenderán los problemas estructurales en instituciones, cómo brindarnos las garantías para abatir la corrupción y la impunidad, los problemas que están en la agenda de organizaciones civiles independientes y que siguen en la mesa del Congreso sin avanzar, cómo disminuirá la desigualdad social sin antídotos simples y verdaderamente de fondo.
Los temas económicos, de seguridad, de educación, de salud, de ciencia y tecnología, de cultura, ambientales y de desempleo deben estar en la agenda constante y algunos de éstos ni siquiera han sido explicados en sus plataformas digitales.
Nota aparte: En el último debate presidencial ningún candidato se comprometió a verdaderamente lograr destinar el uno por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) a Ciencia y Tecnología como en otros países, ya que actualmente sólo se emplea el 0.4 por ciento de éste.