Ráfagas: Otra más de la CAASIM
PACHUCA, Hgo., 15 de octubre de 2018.- Los priistas a nivel nacional, en la noche del 1º de julio, tenían largas caras, casi luctuosas, los reportes de sus representantes en cada una de las casillas del total del millón 099 mil 242, donde 604 mil 258 eran de ese instituto político, 266 mil 684 del PVEM y 228 mil 300 de Nueva Alianza, confirmaban las tendencias que se venían reflejando en las encuestas durante semanas. Esa pesadumbre reflejada en la cara, reflejaba el estado de ánimo que les dejó la peor derrota histórica en su vida.
La militancia priista, les advirtió a tiempo que si la elite política no corregía el rumbo de sus acciones como gobierno, y ponían manos a la obra a las demandas cada vez más nutridas de la sociedad, les sería cobrada la factura en las urnas.
La desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, la casa blanca, la matanza de Tlatlaya, la fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán, los sobornos de Odebrecht, el espionaje telefónico a activistas y periodistas, la estafa maestra, y la escasa o nula persecución legal de los funcionarios involucrados en el saqueo de recursos. Abono a la debacle tricolor, y nulifico el trabajo de algunos excelentes cuadros priistas.
Pasada la elección, Rene Juarez Cisneros abandono la dirigencia tricolor, y en su lugar ascendió por prelación Claudia Ruiz Massieu, sí, la sobrina del influyente ex presidente Carlos Salinas de Gortari, fue nombrada al frente de los designios de ese instituto político, nombramiento que posteriormente fue ratificado en la XLIII Sesión Extraordinaria del Consejo Político Nacional del PRI por un año más, para terminar su encomienda en agosto de 2019 y así concluir el período estatutario que iniciara Manlio Fabio Beltrones.
La semana pasada estuvo en Hidalgo, la visita casi desapercibida tuvo como finalidad preguntar y reflexionar junto con la militancia, por qué fueron derrotados. Ya lo saben pero no ponen manos a la obra. El distanciamiento de muchas de las dirigencias estatales con los liderazgos locales, y la practica extendida de hacerse de oídos sordos, fueron solo unos de los más grandes errores cometidos. Eso sí fue arropada en el evento del cubo de Colosio, por la élite osorista. La misma que no le permitió interactuar con otras expresiones locales. Osea más de lo mismo.