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CIUDAD DE MÉXICO, 14 de enero de 2019.- “El desabasto durará, lo que sea necesario”, ríspida declaración de la secretaria de Energía, Rocio Nahle. El desabasto de gasolinas es solo consecuencia de la puesta en marcha del plan nacional para combatir el robo de combustibles y de la malograda estrategia de distribución como consecuencia del cierre de ductos.
La escasez de combustible ha sido mucho más patente en la ciudad capital, aunque también se sufre en otras ciudades de Hidalgo. Las largas filas para cargar gasolina se aprecian ya todas horas del día, e inclusive en estaciones de servicio cerradas, ya que dejan sus vehículos estacionados durante la noche para apartar lugar, en espera de la llegada del combustible.
Vivimos una crisis autogenerada. La cruzada afecta duramente la actividad económica de miles de personas que dependen del combustible, como los trabajadores del volante, los que necesitan trasladarse para comprar o vender sus productos, y aquellos que dependen del turismo. Ayer domingo la ciudad se veía casi abandonada, fue patente la ausencia de un gran número de visitantes provenientes de los estados vecinos.
No obstante el agravio, un gran porcentaje de la población apoya la medida presidencial. La encuesta del Gabinete de Comunicación Estratégica da cuenta de ello, y nos dice que el 77 por ciento de la población está de acuerdo con el cierre de ductos.
Y cómo no, la ofensa ciudadana es generalizada al darse a conocer la magnitud del monto saqueado, tan solo el año pasado fue de 60 mil millones de pesos.
Los ciudadanos no sólo queremos ver tras las rejas a los huachicoleros, sino también a todos los responsables, sean trabajadores, funcionarios, empresarios o políticos.
El Presidente López Obrador señaló que en los sexenios pasados se crearon redes de robo gasolina, que existían paralelamente a Pemex, en el que delincuentes estaban coludidos con autoridades y funcionarios tanto de la petrolera como del gobierno federal. El Presidente explicó en una de sus conferencias matutinas que en un piso de la Torre de Pemex se monitoreaban los ductos y cuando se detectaba que descendía la presión, lo que indicaba que había una fuga, pero en lugar de cerrar el ducto, lo dejaban abierto para permitir el robo.
Nadie pone en duda que la decisión del Presidente López Obrador es la correcta. Pero es urgente implementar un plan eficiente de distribución e informar más y mejor.
De mi cálamo