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CIUDAD DE MÉXICO, 25 de febrero de 2019.- Nadie actúa como él, porque no lo hace. Borras es Borras, dentro y fuera del filme Roma de Alfonso Cuarón. Él es tal cual: un perro agradecido con quienes lo rescataron del cautiverio y del delicado estado de salud en el que lo hallaron.
No está nominado al Oscar, pero su mejor premio fue ser encontrado por Manuel Montero, y que él lo pusiera a disposición de una médica veterinaria especializada como Adriana Cruz Frías.
De acuerdo a un artículo de la Gaceta de la UNAM, Adriana Cruz es egresada de la UAM, y actualmente es alumna del diplomado a distancia en Medicina, Cirugía y Zootecnia en Perros y Gatos de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la Universidad Nacional.
En el bagaje informativo de las redes sociales ella ha cobrado notoriedad por su trabajo con el perro histrión, pues hizo público, en su estricta faceta como veterinaria, cómo ayudó en la rehabilitación de Borras, pero no ha sido el único can que ha socorrido en su trayectoria profesional.
“Es importante dar seguimiento a los perros rehabilitados y con signos de maltrato, porque no sabes por qué fueron abandonados o echados a la calle; pueden tener problemas de agresión hacia los niños, con otros animales o con su misma especie. Muchas veces se desconocen esos conflictos y se presentan hasta después de que fueron adoptados”, puntualizó.
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