Ráfagas: Voracidad panalista
TELÉFONO ROJO
1994 pudo ser un año de novedades.
Demos dos de ellas:
Ya candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador consultó a su amigo Javier López Moreno quién podría ser un buen gobernador y sobre todo conciliador en Chiapas.
López Moreno, su secretario de Desarrollo Social en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), no lo dudó:
-Pablo Salazar Mendiguchía.
-¡Pero es un pastor protestante! –objetó Colosio.
-Pero concilia a todos –justificó López Moreno… Inclusive los zapatistas lo ven muy bien.
Hubo argumentos: el propio subcomandante Marcos, ya identificado como Rafael Sebastián Guillén Vicente, simpatizaba con él y Pablo tenía comunicación con la guerrilla
Empezó el diálogo para mandar un candidato único, denominado de unidad en términos políticos, protegido por un arco iris ideológico a fin de no confrontar ni sublevar más al zapatismo.
El crimen cegó su propósito.
MI CAMPAÑA NO FUNCIONA, ROBERTO
Pero hubo otro avance.
El 22 de febrero estuvo en Villahermosa y su amigo Roberto Madrazo, dirigente del Comité Directivo Estatal del PRI, le organizó un acto multitudinario impresionante.
Al terminar, subió a su camioneta al volante acompañado de Madrazo, Ulises Ruiz y el general Domiro García Reyes.
-Esto es lo que yo quiero, Roberto. Actos así… Mi campaña no funciona y voy a hacer cambios, lo cual avivó la especulación del fin de Ernesto Zedillo.
En síntesis: le propuso dejar sus aspiraciones de gobernador para incorporarse como coordinador de la campaña presidencial una vez conseguida la anuencia de Carlos Salinas.
En la plática privada Colosio habló de dar paso a una política de conciliación en muchísimos aspectos para unir y enfocar al país por un ambiente distinto.
Ahí surgió el nombre de Andrés Manuel López Obrador.
El podría ser un candidato de unidad con el respaldo de todos los partidos, el priísta, el panista, el perredista e inclusive conciliado con el clero dada su condición de evangélico.
El proyecto avanzaba y sólo López Obrador sabe si fue el tema del diálogo tenido entre ellos.
Con una acotación: no fue cena la habida entre ellos, sino un encuentro breve, de diálogo cordial y con el compromiso de volver a verse para buscar alternativas para Tabasco.
Fue al sur de la ciudad y no hubo segunda reunión: las dos balas de Mario Aburto acabaron con él, con el proyecto y el de muchos.
Con estos antecedentes, López Obrdor pudo ser gobernador de 1994 a 2000 mientras Roberto Madrazo despacharía como miembro del gabinete de Colosio.
El tema lo revivió López Obrador, pero nos hace falta la confirmación.
BARBOSA-ARMENTA, PELEA A MUERTE
Por nada cancele usted la pelea entre Ricardo Monreal y Yedickol Polevnsky.
Los dos siguen enfrentados, cada uno con su candidato para Puebla, pero el problema ahora llegará –y ahí se decidirá- al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Ahí llegará la voluntad de ya saben quién, pero mientras tanto el candidato Miguel Barbosa y el senador Alejandro Armenta libran su propia pelea en territorio poblano y sobre todo entre la militancia de Morena.
El resultado es impredecible, sobre todo porque Armenta ha prometido ir “hasta las últimas consecuencias”, lo cual significa no dar paz al impuesto por Polevnsky.