Así no, presidenta
Si alguien nos hubiera dicho que el mandatario estadounidense Donald Trump echaría mano de los servicios de un ex burócrata de primera línea de la administración Obama, difícilmente lo habríamos creído. ¿Qué características necesita tener alguien como para llenarle el ojo al presidente anaranjado y al mismo tiempo que lo haga pasar por alto la procedencia “demócrata” con sello Barak Obama?
Dureza, frialdad, insensibilidad, irrespeto a los derechos humanos incluso los más elementales, obediencia sin razonamiento y claro, un corazón duro como el hierro serían las respuestas lógicas.
Precisamente durante buena parte de su anterior gestión al frente de la Dirección de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), Mark Morgan implementó discretamente una política de deportaciones sin precedentes en la historia de ese organismo, llevándolo a niveles record que no tenían en su momento mucha mención ni se presumían, más bien lo manejaban con discreción pero dejando una cruel huella al final de los dos periodos presidenciales del primer mandatario de color en la unión americana.
Los motivos de este cambio pueden interpretarse de muchas maneras, pero caza en tiempo precisamente cuando la patrulla fronteriza en El Paso, Texas, emitió un comunicado informando del incremento marcado en las detenciones de menores de edad viajando solos. De hecho la estadística arroja la detención de 7 mil 565 niños no acompañados durante el periodo comprendido de octubre de 2018 a marzo de 2019, un 333% más, comparado con el mismo periodo de un año antes.
La situación con números en franco aumento -con la aclaración de que los migrantes de esta oleada no son preponderantemente mexicanos-, afecta el desempeño y funciones tradicionales de patrullar la frontera y ha obligado al Servicio de Inmigración y Aduanas a tomar la medida de rehusarse a retener a los indocumentados que atrapan debido al insuficiente espacio para mantenerlos detenidos. Es revelador el hecho de que oficialmente se esté esgrimiendo como causa de estas medidas la sobrepoblación en los centros de detención, principalmente debido a que tradicionalmente cada persona detenida y puesta en una celda genera ingresos por los costos de encarcelamiento en unidades de detención privadas, lo que en su momento fue escandaloso por evidenciarse como el negocio del encarcelamiento
Trump anunció este 5 de mayo por Twitter, casi feliz, la designación de Morgan quien por cierto ha sido un promotor consumado del proyecto del muro fronterizo. El también ex agente del FBI, tampoco ha tenido empacho en culpar y atacar al Congreso por lo que él considera una inacción al no reforzar las leyes migratorias y calificar la actual situación en la frontera como una “crisis” provocada por el trabajo no hecho, lo cual a sus ojos, ha justificado iniciativas como la medida de liberarlos en ciudades santuario, tal como ha amagado recientemente el presidente Trump.
Vale la pena recordar que geopolíticamente, este nuevo y creciente fenómeno migratorio no puede ser coincidencia; Influye evidentemente la política pacifista del nuevo gobierno federal mexicano, mismo que ha evitado al máximo el uso de la fuerza, en combinación con el enroque reeleccionista que persigue Donald Trump a quien “curiosamente” le cae como anillo al dedo el pretexto de esta migración para hacer evidente su política de no tolerancia a toda costa, lo cual sigue emocionando al electorado que comprende el voto duro que muy apenas, logró darle la victoria en la anterior elección.
Esa es la apuesta del magnate. Imposible entonces no plantearse una pregunta toral. ¿Por qué y quiénes están detrás de la evidente organización, financiamiento y logística de estas policitadas caravanas y cuál es la meta final?