Radar Político: La «austeridad» judicial…
Los que engolosinados por un puesto se dejaron llevar por la emoción del suceso, olvidaron o ignoraban, la fábula aquella del buitre que invita a la otras aves, y ya en su casa les cierra la puerta y las mata. Cuando un poderoso te halaga y te convida, cuida de que no intente engañarte, sostiene Amalia Sansores en la adptación que hizo de Esopo. Las mieles del poder perdieron a Rosario Robles, y a Emilio Lozoya, como en el pasado fueron arrasados muchos que no midieron las consecuencias futuras de ser aliados de un personaje controvertido. Vayan o no a la cárcel han quedado expuestos como lo que son: subalternos caídos en la trampa que les tendió el poderoso, del que no se cuidaron porque se sentían halagados. Atrapada en las garras el PRI, la señora Robles tenía amistad con ex presidentes y gente de altos vuelos, elevándose en sus gustos desde el origen humilde de su familia. El propio Carlos Salinas de Gortari que la invitó a su casa, le colocó la banda presidencial como una premonición que no se cumplió. Hasta eso llegaron para halagarla. Era tan frágil todo, que hasta su propia hija colocada como dirigente del PRI en la capital, fue depuesta por la fuerza oscura del rey de la basura, Cuauhtémoc Gutiérrez. Lo que llama la atención es que el PRD, en sus estertores, reclama
a Robles como suya, cuando lo traicionó y en la cámara hay quien la defiende, de ese partido, porque ha sido sometida “a cacería de brujas”. Nada de los delitos cometidos, nada de la Estafa maestra, siempre con el perdón de la corruptela en la boca: borrón y cuenta nueva.
AL PRI LO FAVORECEN EN ESTE MOMENTO, LOS CHIVOS EXPIATORIOS.
A unos días de la asamblea nacional en la que el PRI elegirá al nuevo dirigente, esa cacería de ex funcionarios de EPN lo favorece. Lo curioso es que viene de un gobierno que le arrebató el poder al PRI. La persistencia priísta a lo largo de décadas se fincó entre otras cosas, en la exculpación de sus yerros, utilizando el hilo más delgado. La defenestración de gobernadores -67 solo de 1929 a 1979, 24 de ellos, desde la fundación formal del PRI en 1946-, por corruptos, ineptos, rebeldes al centralismo, por movimientos sociales y estudiantiles, caída de la gracia del dios, fue lo común no solo en los titulares de entidades. Los subalternos caídos dentro del gobierno federal se sumaron a la exudación que el sistema exhibió como una limpieza profunda a sus dilates. Así cayeron Felix Barra, Eugenio Méndez Docurro, Jorge Díaz Serrano entre muchos a cuya lista AMLO sumó en 2018 a los nuevos chivos en las personas de Guillermo Padrés, Javier Duarte y Roberto Borges, como lavado profundo político del PRI y del PAN. Hasta la señora Robles fue incluida recientemente en ese lavatorio. Cuando muchos militantes priístas han propuesto incluso que se expulse a EPN del PRI y se le juzgue, estos movimientos de AMLO les pueden servir a sus nuevos dirigentes para tratar de aposentarse impolutos. Está por verse.
LOS PÁJAROS CAÍDOS Y EL AMPARADO ROMERO DESCHAMPS
De algo sirvió que aquellos genios Mariano Otero y Manuel Crescencio Rejón, se agarraran del Habeas Corpus en recuerdo del legendario Juan sin tierras y crearan el Juicio de Amparo. Le ha servido mucho a los evadidos del peñato y más atrás, para resguardar por un tiempo su seguridad. Si el famoso juicio funciona, los dos, Rosario Robles y Carlos Romero Deschamps y los que se vayan sumando en las mismas condiciones, -Emilio Lozoya ya renunció al amparo-, tendrán que rendir cuentas ante la justicia mexicana. Los pájaros caídos, es uno de lo relatos de David Aburto Perdomo, sindicalista ( Sindicato de Pesca) y activista nacido en Mendoza Veracruz. Su libro Caminos de abajo (Ediciones Café Sur 2014) dividido en tres partes: Caminos urbanos, Cuentos de las chanecas y Caminos de abajo que presta el título, recopila alrededor de 50 cuentos y relatos en su mayoría breves. Ágil, humorístico en buena parte, desliza una crítica entre broma y broma, de la política, el acontecer diario del mexicano, la vida profunda de los pueblos y sus personajes y desde luego, el vapuleo directo a los saqueos de los sindicatos charros. Los pájaros caídos, es en realidad el nombre que la madre de un amigo del narrador le ha dado en el poblado de Matarredonda, al sector lujoso, rodeado de árboles y enclavado enfrente de un bello parque, de los pensionados de Pemex. Con esa finura, el escritor le lanza la estaca al tantos años charriando el STPRM, Carlos Romero Deschamps; por todo el dinero que llevó al hundimiento de Pemex, y que concentró grandes posesiones y riquezas no solo en él y líderes subalternos, sino en los trabajadores que lo apoyaron. En el final del relato, una joven pregunta porque el sector se llama Los pájaros caídos: ¿Quien lo bautizó así?
—…, fue doña Janni…, mi mamá! Porque los habitantes de estas calles aledañas, los dueños de estas hermosas casas…son pensionados de Pemex…”