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Los retos que enfrentan desde ya los candidatos a la alcaldía de Ixmiquilpan y los que tendrán que afrontar quienes resulten electos, para el próximo cuatrienio, serán básicamente tres: el huachigas, la construcción del libramiento y el incontrolable y recurrente conflicto inter religioso, que data de los 90.
Y, a fuerza de ser dramáticos, habrá que añadir uno, quizá más peligroso que los anteriores: la presencia de los grupos de la delincuencia organizada, que ya tienen metida la mano en las principales actividades económicas de la zona y esta vez se han infiltrado en los temas político-electorales.
La semana pasada se dio una muestra de la inevitable intolerancia religiosa, cuando un dirigente de un grupo religioso antagónico con el católico, despotricó contra la imagen del Señor de Jalpa, el patrono de Ixmiquilpan, a quien definió con un ser “del demonio”.
Eso irritó a los feligreses que fueron hasta su domicilio para intentar agredirlo y pedir a las autoridades que le apliquen el articulo 33 de nuestra Carta Magna, debido a que sospechan de su estatus migratorio en nuestro país y consideran que radica de manera ilegal, pues es un extranjero enquistado en nuestra entidad y particularmente en Ixmiquilpan, donde le ha arrebatado feligresía a la Iglesia Católica.
El otro asunto, el del libramiento, es una obra detenida durante ya al menos tres sexenios sin que se haya dado cauce a una acción que por un lado demanda ya una ciudad creciente como Ixmiquilpan y por otro se ha convertido en bandera política de los diversos grupos que se disputan el control del “corazón del Valle del Mezquital”.
Desde Santiago de Anaya hasta Tasquillo, pasando por Ixmiquilpan, cruza una línea de ductos de gas, que se han convertido en el botín de los grupos delictivos que operan en la región y que pretenden diversificar su actividad al pasar de la venta de drogas, cobro de piso, disputas sangrientas por la plaza, hasta el secuestro y el huachicol. Ahora, quieren sumar el robo de gas, una vez que el gasoducto comience a operar.
Para nadie ya, es un secreto que, en Ixmiquilpan y municipios circunvecinos, operan bandas de la delincuencia organizada, a grado tal que el propio gobernador Omar Fayad Meneses, dijo en la más reciente visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a Hidalgo, que el diputado federal depuesto y encarcelado, Cipriano Charrez Pedraza y su hermano, el alcalde de Ixmiquilpan, Pascual, forman parte de una banda delictiva conocida como Los Hades.
En las calles de Ixmiquilpan, todo mundo sabe quiénes son, cómo se mueven, qué tipo de vehículos utilizan y cómo operan. Lo saben todo, pero no dicen nada, por temor a sufrir en carne propia la rudeza de sus acciones.
Hoy se sabe también que han ofrecido “apoyo” a los candidatos a alcaldes a cambio de que, una vez en la silla presidencial, comiencen a fluir las obras en las comunidades, que se encargarán de realizar estos grupos delictivos.
Para convencer a los candidatos, brinda dinero, vehículos y logística. Para el que le quiera entrar.
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