
Ráfagas: Fernández Hasbun, prueba de fuego
Una discusión bizantina refiere a un debate inútil en el cual las partes confrontadas son incapaces de probar su postura a la fracción contraria, lo que genera un interminable intercambio contestatario de argumentos estériles cada vez más complejos como infructuosos. El término proviene de una serie de cuestionamientos de carácter religioso que sostenían los bizantinos (Imperio Romano Oriental), cuando fueron sorprendidos por el asedio del Imperio Otomano (actual Turquía) durante el siglo XV.
Pareciera que en distinto orden y muchos años (siglos) después seguimos teniendo este tipo de problemas discursivos y ociosos. Generar polémica por hechos irrelevantes que no abonan nada ni para un lado ni para otro, pero que sí en cambio evidencian el lado oculto que esconden; como en el caso de nuestro país, en donde en lugar de poner atención en problemas como la crisis económica y el recrudecimiento de los efectos de la pandemia, la semana pasada los titulares de algunos periódicos y las tendencias en redes sociales crearon controversias en función al decorado de fiestas patrias del zócalo de la Ciudad de México.
Uno de los personajes que entro en esta discusión fue el insufrible y lamentable ex presidente Felipe Calderón, quién lejos de preocuparse por los escándalos destapados durante su gobierno así como de las confesiones de uno de sus colaboradores más cercanos de entonces, intentó generar polémica a costa del adorno de una águila (juarista) colocada en Palacio Nacional, la cual asegura, es una propaganda directa que hace el gobierno al partido en el poder, MORENA.
A los “indignantes” señalamientos del ex mandatario se sumaron otros aspectos a través de redes sociales; referencias masónicas en el decorado así como un rostro de Miguel Hidalgo difuminado de manera “misteriosa”. Si bien las observaciones simbólicas son ciertas, en la actualidad el marketing empresarial nos ha inmerso en un mundo de símbolos cuyo origen ha cambiado con el paso del tiempo y que pese a su origen generan un bagaje y referencia distinto, eso es parte de la trasmutación cultural y pasa con el lenguaje, las festividades y otros aspectos de nuestra sociedad.
Por otra parte, los simpatizantes de la 4T y críticos del ex presidente cuestionaron su poca falta de memoria refiriendo al águila republicana juarista como un elemento que también conforma el billete de veinte pesos y por tanto el empleo de esta no se relaciona con la alusión directa de MORENA y la 4T; hubo otros más que debatieron su “indignación” aludiendo que él durante su mandato mutiló parte del escudo nacional para darle un sello diferente al símbolo de su gestión y que en su momento las críticas no llegaron a la exageración petulante. Incluso la jefa capitalina la Dra. Claudia Sheinbaum refirió a este asunto tildando de ignorante las aseveraciones del ex mandatario.
Sin embargo, en medio de esta polémica siendo justos, ninguno de los argumentos son válidos. Tanto la oposición se quedó corta en sus observaciones y descalificaciones, mientras que MORENA so pena de argumentar que el escudo de su partido son las letras de su partido y no el águila republicana de Juárez, mienten al proferir que dichos símbolos aluden claramente a la memoria histórica y no a ellos y a su gestión.
Por su puesto que es una llamada simbólica al cambio del régimen, por supuesto que es una apropiación y alusión con la que quieren mostrar a la sociedad que son diferentes a los sexenios PRIANISTAS del pasado. MORENA nos quiere tomar el pelo simbólicamente hablando, tal y como lo hizo el PRI con el tricolor de la bandera en su efigie partidista, solo que esta vez emplean símbolo justificados históricamente en lugar de colores, a propósito de lo que en la historia oficial se nos ha hecho creer sobre Benito Juárez y la República Restaurada.
Finalmente, la complejidad simbólica de actos cívicos, emblemas patrios, colores y frases alusivas al 15 y 16 de septiembre requerirán más que estas someras líneas; para entender la construcción y apropiación simbólica se necesita de la explicación y desarrollo de factores como tipo de gobierno, contexto, espacio-tiempo, opinión pública, etc., cuestiones que no se hará aquí de momento. No obstante, volviendo al punto de partida, la discusión bizantina alrededor de adornos alusivos a estas fechas es un punto irrelevante que pone nuevamente en evidencia la pobreza argumentativa de la oposición frente a un gobierno que se exhibe en demasía aprovechando su discurso (y simbologías prestadas) y la coyuntura histórica que les tocó administrar.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.