(W) Ecos Sindicales: Operación Panal
En 2018 por primera vez en más de ochenta años la victoria de la izquierda marcó un acontecimiento sin precedente en la historia política mexicana contemporánea, este hecho estuvo delineado por la victoria en las urnas del partido MORENA del cual es militante el presidente Andrés Manuel López Obrador, parte coyuntural para generar este hecho fue la movilización civil y el empoderamiento de los medios digitales en internet como Youtube del cual surgieron nuevos líderes de opinión que desbancaron a los medios oficiales. Junto a ello el resquebrajamiento de las políticas económicas y sociales durante más de treinta años reviró en un resultado que se predecía inminente desde aquel primer fraude electoral de 2006.
Tuvieron que pasar más de doce años de lucha y una guerra fallida contra el narcotráfico, amén del debut y despedida del “nuevo” PRI de la mano de su mejor socialité y delfín “decente” de Atlacomulco, Enrique Peña Nieto. Tanto este como su predecesor, el panista Felipe Calderón Hinojosa ensombrecieron durante sus sexenios una lucha perdida desde el inicio contra la delincuencia organizada la que derivó en la simulación e incertidumbre social cuyas consecuencias seguimos padeciendo como sociedad, esta confrontación se dio por finalizada el Presidente Andrés Manuel quien optó por “abrazo no balazos”.
No obstante a que este sexenio no declaró de manera abierta una lucha contra los cárteles de crimen organizado, sí en cambio lo hizo contra la corrupción y el combate del robo de combustible (huachicoleo), cuestiones nada desestimables ya que precisamente de estas se derivaron algunos problemas también relacionados con el crimen organizado y el tráfico de influencias. Los “abrazos no balazos” de AMLO han sido una bandera constante en su discurso político, sin embargo en la práctica libra una lucha sin cuartel contra aquellos que desde palacio de gobierno y el senado nombran como la “oposición moralmente derrotada”. La guerra ahora es mediática y contra los viejos aparatos y grupos de poder que durante años gozaron de privilegios e impunidad.
Al menos eso es lo que dice el presidente cada que puede en sus giras al interior de la República, así como en sus conferencias mañaneras. Sin embargo, las batallas mediáticas han tenido eco en todos los sectores, a veces generando polarización, otras solo controversia y un mero entretenimiento de ida y vuelta. Entretenimiento que ha exhibido lo peor de algunos intelectuales, periódicos, radio y televisión que en cada oportunidad arremeten contra las medidas de austeridad que este mandatario abandera.
La oposición ante tales atropellos, corre, marcha, vitupera, critica, gimotea y tergiversa cada que hay ocasión, a veces con un ápice de razón pero la mayoría con un dejo de soberbia, torpeza y desfachatez, las cuales solo afirman lo que el presidente repite en todo momento, “extrañan los privilegios”.
A los intelectuales y artistas les duele el recorte de fideicomisos a institutos, a los actores la reestructuración y recortes de FIDECINE, argumentan que con ello se promueven medidas populistas y retrógradas y, vágame la expresión se “frena” el desarrollo científico, humanístico, cultural y cinematográfico de México, dejándolo casi casi en la Edad de Piedra. Algunos lo compran con López Portillo, otros más radicales con Maduro, uno más lo bautizó previo a su mandato como el “Mesías Tropical”, esto último pudiera ser un halago aunque cierto es que el Presidente Andrés Manuel preferiría ser recordado como un Cárdenas o un Juárez, aunque insisto a veces (solo a veces) sus medidas semejan más las de un Porfirio Díaz republicano (y válgame el anacronismo).
Pero a pesar de lo anterior, por muy contradictorio, dictador, desordenado, ruin, mesiánico e insolente que pudiera parecer, sus acciones reflejan la sagacidad y astucia dignas de un estudio psicológico complejo de personalidad y gran liderago, y no, no lo estoy defendiendo, pero hay que señalar que mientras algunos menosprecian sus acciones, personalidad, intelecto y los libros que hasta ahora ha escrito; en su actuar pareciera que ese “amor paz”, así como las parábolas bíblicas que recita cuando quiere poner fin a una discusión, son respuestas maquiavélicas a su verdadera doctrina de pensamiento: El Arte de la Guerra, libro escrito hace más de dos mil años por Sun Tzu, general y estratega militar de la Antigua Civilización China.
Valdría la pena para quien tenga oportunidad de leer esta obra hacer una analogía de las enseñanzas que ahí se plasman con relación a las reacciones y maniobras que nuestro presidente ejecuta día a día contra la oposición e incluso en pro de la legitimación constante de los(as) mexicanos; confundir al enemigo generando discursos contradictorios, mostrar incapacidad al enemigo mientras se adelanta la ventaja estratégica, fomentar el egoísmo e incitar la ira ante sus oponentes, vencer sin necesidad de abrir un frente de batalla, aparentar debilidad para evidenciar el verdadero poder de los oponentes, atraer a los adversarios a su terreno, convertir los problemas en ventajas, son algunas de las enseñanzas plasmadas en esta obra.
Tal vez no sean correctas algunas medidas tomadas hasta ahora por su gobierno, pudiese estar vulnerada nuestra Carta Magna con el reciente fallo de la Suprema Corte de Justicia a favor de juzgar ex presidentes; pero cierto es que los desatinos y argumentos de la mayoría de sus detractores solo reafirman que el presidentes sigue jugando mañosamente bien sus cartas, la cuales parecieran estar fincadas al pie de la letra por estas enseñanzas orientales. Ahora no hay una guerra contra el narcotráfico como en sexenios pasados, pero sí una confrontación inteligente de parte del gobierno de la 4T de la cual pareciera están haciendo un arte en la defensa y en el ataque, que tenga resultados buenos o malos los veremos tarde que temprano.