Asaltan jardín de niños en Progreso de Obregón
PACHUCA, Hgo., 7 de diciembre del 2020.- Hay un guía emocionado. Después de más de seis meses, frente a él hay un grupo de personas que esperan escuchar el discurso que él no ha olvidado, ése que repetía varias veces al día con bromas sencillas que hoy suenan como la primera vez. Su voz, acallada por tanto tiempo, tarda en adaptarse al volumen que debe aplicar para llegar a todo el grupo.
Habla de animales, de conservación, de familias, sustentabilidad y ahora también de medidas sanitarias.
Estamos a punto de iniciar el recorrido por parte de las 86 hectáreas construidas de las cerca de 340 que forman parte del parque Áfricam Safari, en Valsequillo, Puebla, sitio que desde hace ya 48 años mantiene su concepto, su visión y avanza con las exigencias propias del correr de los años, pero en especial ahora, cuando adapta su oferta a una nueva normalidad, que, una vez aceptada, trae de nuevo a familias enteras a admirar, desde sus autos, algunos de los más de cinco mil 700 animales de aproximadamente 450 especies con que cuenta este espacio que, en sus inicios, fue único en su género en México.
Abierto nuevamente al público, Áfricam continuó, durante el cierre sanitario, trabajando en su interior con sus colaboradores en limpieza, cuidado y preservación de las especies que allí habitan, preparándose para la vuelta de la gente, pero en especial de los niños, que, tras el largo encierro, no de muy buena gana, pero aceptan el cubrebocas y asoman sus caras por los quemacocos y las ventanillas en donde es permitido abrirlas para mirar de cerca jirafas, dromedarios, impalas, avestruces, antílopes, cebras, flamencos, elefantes y otros sin rejas de por medio, en un espacio adaptado para que tengan la vida más digna posible. Ninguno tiene nombre. No son mascotas.
Con cerca de 300 trabajadores en temporada alta, Áfricam Safari, además de ser autosustentable, cuenta con especialistas a cargo del manejo de las especies silvestres que en el parque viven.
Ambientado con temas africanos, el parque, aun siendo un espacio abierto, exige el uso permanente de cubrebocas y promueve el constante lavado de manos, pero su recorrido es lo más parecido a la ya casi olvidada normalidad.
Los infantes vuelven a correr por sus pasillos, a buscar dulces y refrescos en las islas comerciales y objetos como playeras, peluches y gorras en sus tiendas de recuerdos.
Con una sensación de extraña seguridad, los visitantes ingresan previa aplicación del protocolo ya conocido de toma de temperatura, aplicación de gel, y el recordatorio, ahora, de portar el cubrebocas y, si es posible, careta.
Abierta de lunes a domingo de 10:00 a 17:00 horas, la reserva de conservación de especies silvestres, animales africanos y fauna nativa, tiene por misión cuidar, reproducir y conservar las mismas y educar a la gente que los visita a fin de crear un vínculo de conciencia para involucrar al público en su protección.
Dividido en dos partes, el recorrido se hace en vehículo y otra parte a pie, donde, además de admirar a los animales, se cuenta con áreas de descanso y espacios que ofertan experiencias diversas, desde fotografía, hasta acercamiento con algunos animales.
A pie, pueden mirarse ejemplares de lobo gris, jaguar, murciélagos, serpientes, osos hormigueros, mariposas, mandriles y otros que sorprenden no sólo a niños y niñas, sino también a adultos y jóvenes que van en busca de recuperar poco a poco las actividades lúdicas en exteriores.
Africam Safari invitó a Quadratín a recorrer el parque que, aseguran, cumple todas las normas de seguridad y que invita al turismo a volver no sólo para vivir la experiencia, sino para también contribuir, con su entrada y consumo, a los programas de conservación que se llevan a cabo en el lugar que, ahora, tiene un hermano más joven, Arboterra.
El aviario temático Arboterra convoca a los pequeños a convertirse en Arbonautas, vigilantes del medio ambiente, de la naturaleza y sus recursos, en un espacio ambientado con un lago y una casa del árbol y aves exóticas que permanecen allí para su conservación y cuidado.
Guacamayas, pavorreales, distintas especies de patos y otras aves forman parte del espacio que permite acercar a los infantes a la conciencia ambiental y el cuidado del planeta.
En un domo geodésico, ubicado en el corazón de la ciudad de Puebla, pueden admirarse especies de aves, mamíferos pequeños, reptiles e insectos.
Los cinco Arbonautas son guardianes de las plantas, el cielo, el agua, los animales y la belleza del medio en el que vivimos y buscan contagiar a los pequeños visitantes a unírseles en su misión, una historia fantástica sobre cómo ocultar Arboterra de quienes quieren destruirla.
Arcano; el árbol más longevo y sabio del lugar, se levanta con más de 13 m de altura y sus raíces entretejidas simbolizan la unión de las personas en el «ciclo vital» de la naturaleza en un lugar que resultará mágico y que se encuentra abierto de jueves a domingo de 10:00 a 17:00 horas.