Radar Político: Parra, se adorna…
Ni se le ocurra contagiarse de Covid; está prohibido.
Prácticamente no hay lugar en hospitales del área metropolitana del Valle de México. Ocho de cada diez camas están ocupadas; en terapia intensiva, 7 de cada 10 alojan un paciente grave. Se rebasa el “pico” máximo, reportado en mayo pasado. La Jefa de Gobierno ya ni siquiera da color; desconectó el semáforo. No ve lo rojo sino lo tupido.
Hay miles de enfermos afuera de hospitales públicos y privados, con tanques de oxigeno y mascarillas; esperan atención urgente, mientras el tiempo y la vida se acaban.
El personal de la salud está agotado; reclama más gente y más recursos. Importan poco reconocimientos y medallas honoríficas. Frustra el desdén de quienes ignoran recomendaciones para estar quietos, lejos de aglomeraciones, reuniones y fiestas clandestinas.
Cómo estará de grave la emergencia, que el presidente López Obrador llama al pueblo a guardarse, por lo menos los próximos diez días, cuando el 22 de marzo decía: «Hay que abrazarse, no pasa nada»; «No es algo terrible, fatal, ni siquiera es como la influenza»; «No dejen de salir, yo les voy a decir cuando no». Tardó 257 días y más de 114 mil muertos para darse cuenta del error.
Y dislates presidenciales sobran: «Nos vino esto como anillo al dedo», fue el comentario del 2 de abril. «Se redujo el contagio, se aplastó la curva», dijo el 29 de abril; «Usar cubre bocas tiene pobre o nula utilidad», ha insistido hasta hace poco.
–¿Cuántas veces el presidente ha dicho cosas como éstas, sin que sean verdad?
López Obrador confirma que “El Peje” por la boca muere.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.