Ráfagas: Voracidad panalista
¿En qué se parecen una joven youtuber, una estudiante de medicina, y un candidato a Gobernador de México?
Los tres parecen ser una muestra de un país que falla al cuidar a sus mujeres; un gobierno que les queda a deber si de garantizar su seguridad y vida se trata, y de una sociedad que ha normalizado a niveles terribles la violencia contra ellas.
Hace unos días Mariana, estudiante de medicina no soportó más el peso de un abuso sexual que sufrió en Chiapas y decidió quitarse la vida.
Sólo ella en la soledad e indefensión de estar en un lugar lejano a su hogar, supo el horror que padeció. Un compañero suyo decidió que podía usar el cuerpo de esa mujer a su antojo, destruyéndole poco a poco la vida, hasta que ella decidió que ya no podía más.
Con ella, llegamos como sociedad, todos, tarde. No escuchamos sus gritos en silencio de auxilio. No supimos atender sus demandas, las autoridades que se volvieron sordos y ciegos frente a un caso imperdonable, deberían pagar no sólo moralmente, deberían estar en prisión, purgando una condena por haber matado en parte a Mariana.
Y es que en México, 10 mujeres son asesinadas todos los días y en la primera mitad de 2020, México registró mil 844 homicidios dolosos, contra ellas. Lo difícil de entender es como si vivimos en un país con un profundo matriarcado, se pueden repetir todas estas historias.
En otro caso, más mediático y digno de reconocerse, Nath Campos, una joven creadora de contenidos de internet, subió un video a youtube titulado, “Mi Historia de Abuso”, en el mundo donde pareciera que todo es feliz, relató una pesadilla fruto de un machismo marcado, cómplice y asesino.
Afortunadamente ella tuvo el acompañamiento para salir adelante, contar su historia, a diferencia de Mariana que fue su muerte la que nos informó de su pena.
Nath Campos fue agredida por Rix, un compañero de profesión, quien también como el agresor de Mariana, decidió que podía pasar sobre la otra persona, por el hecho de ser hombre y ella mujer. Todo cayó en un falso debate, que “si había bebido demasiado”, que “por qué siguió trabajando con él a pesar del abuso”, llegando al extremo de poner en tela de juicio el hecho, y tristemente, por otras mujeres.
A final de cuentas interpuso una denuncia, y esperamos que no sólo se juzgue al muchacho en la palestra pública, sino las autoridades apliquen las leyes, y sobre todo, se haga justicia, de lo contrario, esos funcionarios, serán tan culpables como Rix, y merecerían estar en prisión por su ceguera e indolencia.
Pero ¿Cómo nos podemos explicar que estemos atravesando por esta situación?
Muy fácil y triste de explicar.
Hace un par de día fue elegido como candidato de Morena al estado de Guerrero, Félix Salgado Macedonio, contra quien pesa tres acusaciones por violación.
Tres mujeres han levantado la voz en contra de él por haber vulnerado su intimidad, es más, legisladoras y líderes de Morena, la propia secretaria general, se opusieron, sin embargo se consumó y será su abanderado. Irónico para un partido que se dice diferente, Mario Delgado estancó de nuevo el partido en el peor vicio heredado.
No sólo da coraje, da rabia. Pero qué se puede esperar si el propio Andrés Manuel López Obrador exculpó en una de sus “productivas” mañaneras a Félix de toda culpa, todo lo volvió a meter en la maldita bandeja de ataques políticos en periodo electoral.
¿Y si fuera verdad presidente? Porqué mejor no le creemos primero a las mujeres, y luego busca poner a los candidatos que quiera, una vez terminada la investigación.
Por un lado, se permiten candidatos acusados de violación, por otro acusados de ser narcoterroristas y la lista sigue, el machismo de la autoridad y los partidos, es asesino y deberían pagar por ello.
¿Quién va a garantizar ahora a las mujeres de Guerrero su integridad, si todas las autoridades han decidido no escucharlas? nos tocará a nosotros como sociedad, siempre y cuando cambiemos nuestras forma de pensar.
Mi solidaridad con Mariana, con Nath y con todas.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.