Ráfagas: Voracidad panalista
El balcón ha sido un término repetitivo en este tiempo de pandemia. El asomo desde una ventana o desde una baranda, para cantar, lanzar besos, reír y tocar un instrumento, ha demostrado que frente al desafío de la enfermedad, el ser humano, con todas sus cargas, tiene sueños, alegría y esperanzas. Y desde luego, en ese reiterativo lugar, siempre aparece una figura legendaria que quizá existió en realidad y que William Shakespeare retomó de su escritor original para lanzarlo a la fama universal: Julieta. El balcón de Verona se yergue como el símbolo de un amor sin trabas, que da una lección de compromiso a todos aquellos que han violado medidas en etapas cruciales y a los que se han burlado y promovido campañas inhumanas para orillar al exterminio a millones de personas. Solo Hitler lo hubiera hecho. Frente a esa demostración fascista se reitera la actitud de los médicos, enfermeras y demás personal de salud y de los personajes públicos, como Hugo López Gatell, que ante los peores epítetos ahí sigue enfrentando una adversidad que se expande en el mundo. Esa misma reacción se ve en los que han retomado sus vidas con los límites de la situación, al crear, estudiar, dar clases, pintar, organizar eventos, programas, cánticos y todos tipo de cosas en las que las redes han sido grandes auxiliares.
LA VACUNACIÓN EMPIEZA CON ANTÍGENOS EFICACES EN AVANCES ACTUALES
Las vacunas que se aplicarán a la población mexicana, son todas eficaces según la certificación que han dado ya en su aplicación, sus creadores, organismos internacionales y países de donde vienen. Se está llamando a confiar en sus efectos que tienen el alcance de lo más avanzado que se conoce del Coronavirus y sus nuevas cepas. El anuncio oficial, de que la vacunación empieza a nivel nacional la tercera semana de febrero, parece un regalo del Día del Amor y la Amistad que se celebra el 14 de febrero. Millones, expectantes, la recibirán así, porque finalmente la vida, con todos sus avatares, es eso, amor en sus diversas formas. Es una celebración que algunos consideran mercadotecnia actual y que en muchos sentidos los es, pero el personaje que se toma como referencia San Valentín es de tiempos remotos y el propio Shakespeare lo menciona en sus obras. Hay dudas sobre que personaje es porque algunos mencionan a tres, pero lo que queda es el nombre, que extraído de su efecto comercial (justo en este momento en que hubo sequía de ventas en algunos sectores), representa un sentimiento que pese a sus diferentes facetas, es lo que realmente une a la humanidad. Las diversas mitologías lo oponen al odio, al espíritu guerrerista y al sacrilegio. Es un sentimiento que se expresa en personajes como el semidiós griego Eros el latino Cupido, ambos representados con sus arcos y con sus flechas. Son alegres, juguetones, desenfadados de las formas y genios del embeleso que transmiten lo que la gente goza, sufre, padece. En nuestra mitología están las diosas del amor Xochiquétzal y Tlazoltéoltl. Amor es (como se repetía en aquella película), lo que recoge el diccionario: “cariño, amistad, ternura, simpatía, afecto, atracción, adoración, veneración, pasión, sexualidad, cortejo flechazo, flirteo, llama, celo, éxtasis, deleite”.
JULIETA: “Y OS SEGUIRÉ A TRAVÉS DEL MUNDO DUEÑO MÍO”, ¿DIRÍAN FEMINISTAS?
Romeo Y Julieta de William Shakespeare situada en 1595, se considera singular porque aborda al mismo tiempo la tragedia y la comedia. El gran bardo inglés se basó en largas historias reseñadas en la edad media en el entonces pueblo de Verona , pero se mencionan primordialmente el cuento de Mateo Bandelo que fue traducido en 1562 y otro posterior de Williamn Pawter de 1582. Shakespeare le dio un enfoque similar y mantuvo los apellidos de las dos familias enfrentadas, Montesco y Capuleto, que tienen historiales largos de verdadera existencia en Italia de la edad media, Juieta Capuleto una jovencita que todavía no cumplía 14 años, se enamora de Romeo Montesco y los dos enamorados se encuentran entre las batallas de la dos familias. La trama gira en torno a esas batallas, a la muerte por accidente de uno de los Montesco y la huida de los dos enamorados que presagia su fin. Son famosas las escenas de Julieta en el balcón de la calle Capello 22 que aún existe y en donde van miles anualmente a visitar lo que se cree fue el sitio de la gran escena shakespereana. Hay ahí una estatua de Julieta. La gente suele ir para implorar rl amor eterno. Muchas representaciones se han hecho de la obra, en teatro son centenares y en filmes más una decena. Una de ellas se filmó aquí en la CDMX en 1996: Se puede ver en el filme la avenida Gabriel Mancera y ese santo que se inclina a la pasada de los autos, como si estuviera guiando a los conductores. La Julieta fue Claire Danes y el actor Leonardo di Caprio. La obra simboliza el amor eterno que es capaz de llegar a la muerte y la entrega de una mujer, una adolescente, que a diferencia de lo que critican ahora las feministas en la mujer sujeta y dependiente a un varón, la joven demuestra en la obra a una mujer valiente, decidida y que enfrenta el odio de dos familias en una manifestación plena de libertad y determinación. No es, pues, un símbolo de sujeción y sometimiento. Veamos lo que le dice a Romeo, asomada a su balcón, en una escena que se ha repetido millones de veces:
Si la tendencia de vuestro amor es honorable
y vuestra intención el matrimonio,
mandadme aviso mañana
por uno que yo procuraré que a vos llegue.
De cuando y a qué hora ejecutaréis el rito.
Y mi destino a vuestros pies pondré,
y os seguiré a través del mundo, dueño mío