Así no, presidenta
En el país y en Hidalgo, las propuestas de los candidatos a cargos de elección popular, son claras: una que impulsa el proyecto de la Cuarta Transformación y acabar con la corrupción; la otra, que pretende acabar con Morena y sus aliados, para evitar que México siga en picada.
Por un lado la coalición “Va por México”, que forman tres partidos antagónicos (PRI-PAN-PRD), han tomado como bandera de lucha la recuperación de programas y apoyos que existían en el gobierno de Enrique Peña Nieto y con Andrés Manuel López Obrador, han desaparecido en perjuicio de los más desposeídos.
Por el otro, la coalición integrada por PT-PVEM-PES y Morena, va por la continuación del proyecto que enarbola AMLO, promotor de la Cuarta Transformación del país y de mantener los apoyos a sectores vulnerables como el de los adultos mayores, acabar con la corrupción de “los gobiernos neoliberales” y consolidar el 6 de junio la mayoría que mantiene Morena en el Congreso de la Unión.
Las encuestas indican que Morena lleva delantera en la mayoría de las 15 gubernaturas que están en juego y que mantendrá su mayoría en la Cámara de Diputados Federales.
Pero, para el caso de Hidalgo, el escenario luce diferente. Esa inercia ascendente de Morena no se refleja en esta entidad, donde todavía ese partido se mantiene como primera fuerza en la Cámara de Diputados locales, y tiene todavía las siete diputaciones federales, además de las dos senadurías de mayoría.
Pero, a la luz de los resultados del pasado 18 de octubre y debido a las disputas internas, en Morena no se avizora un panorama de éxitos electorales y difícilmente podrá refrendar esa mayoría alcanzada en el 2018, a pesar de que cuatro de sus diputados federales van por la reelección. Precisamente, ellos serán el verdadero termómetro electoral, que dará luz respecto del comportamiento ciudadano con relación a ese partido.
El PRI, que encabeza tres de las siete fórmulas a diputados federales y nueve de las locales, se asume como el partido a vencer, luego de los resultados que alcanzó en las elecciones del 18 de octubre pasado, que le permitió ganar 32 de los 84 ayuntamientos.
En dos de ellos habrá de repetirse la elección (Acaxochitlán e Ixmiquilpan) y también el PRI confía en ganar esas dos presidencias municipales con los mismos candidatos que participaron en la primera elección.
A la vieja usanza tricolor, la coalición “Va por Hidalgo” arrancó el domingo pasado sus campañas con un acto masivo, en el que las tres principales fuerzas políticas en la entidad (aparte de Morena) mostraron su músculo y se dieron el lujo de lanzar vítores al primer priista, Omar Fayad Meneses, algo imposible en otros tiempos.
Aún con eso, el PRI aspira a mantenerse en esa ruta ascendente, a pesar de que el panorama nacional para ese partido no luce halagüeño y la polarización que se ha acentuado con los spots de televisión, hacen ver que al final la ciudadanía tendrá que definirse por una u otra opción, pues los demás partidos, apuntan a convertirse en meros partidos testimoniales, donde lo más destacable es lo ocurrido con el actor Alfredo Adame, candidato de Redes Sociales Progresistas, donde revela que de los 40 millones de pesos que recibirán para campañas “se van a chingar” 25 millones, porque así son los negocios.