
La Guerra Comercial prolongada de baja intensidad de Trump
Twitter: @OswaldoRamirezG
Durante mi época de estudiante universitario tuve la suerte de ir a diferentes congresos acordes a mi carrera. En una de esas veces me tocó asistir al Auditorio Antonio Caso en la Universidad Autónoma de México (UNAM), el motivo era una conferencia magistral a cargo del escritor Héctor Aguilar Camín. Por ese tiempo el susodicho tenía un programa en televisión abierta de cuyo canal no quiero mencionar su nombre, solo diré que la emisión se denominaba “Zona Abierta”. La dinámica de aquel programa era “debatir” algún tema de la política y economía nacional del momento. En fin, para entonces las redes sociales estaban aún en pañales; YouTube era una página web que apenas tenía presencia, por tanto la mayor fuente de información provenía de la prensa, radio y televisión.
En fin, volviendo a la anécdota de la conferencia magistral, Aguilar Camín presentó un tema de cuyo título no recuerdo pero que en esencia pretendía hablar “sobre el origen de los héroes nacionales y su vínculo con la violencia como un elemento de sangre que los elevaba a la gloria y memoria histórica”. Todo iba muy bien en la disertación, con un lleno total de todo el auditorio; aquel encuentro nacional de estudiantes de historia había congregado a universitarios de todo el territorio; desde Yucatán hasta Baja California.
Después de cuarenta y cinco minutos de charla se pasó a la ronda de preguntas. En las primeras intervenciones, el intercambio entre el conferencista y los estudiantes fue cordial, sin embargo todo cambió a partir del tercer cuestionamiento, el cual provino de alumno de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS). El chico fue al grano y lejos de preguntar sobre el tema en cuestión, increpó sobre temas como la guerrilla zapatista (EZLN) y la gira que esta hacía en ese momento por todo el país, le cuestionó sobre su postura oficialista, sobre todo del sesgo del tema de la conferencia, pues lejos de reformular la crítica de jóvenes universitarios, incentivaba las visiones limitadas del Estado y del círculo intelectual del cual él era parte.
Aguilar Camín respondió seco y tajante a la primera cuestión, argumentando que el tema de la charla le había sido asignado por los organizadores y que celebraba mucho el espíritu estudiantil, pero que no emitiría juicios demás. Después de responder esa pregunta sobrevino otra del lado opuesto del auditorio y luego otra del centro del recinto, todas abonando a que el susodicho intelectual marcara una postura y se evitara la tomadura de pelo de aquella conferencia magistral.
Luego de responder de manera enfadosa la cuarta pregunta, se escuchó al fondo del público una consigna que pedía justicia para Chiapas y la Masacre de Acteal. Con una mirada temerosa miro su reloj y de un movimiento se paró de la mesa diciendo que “ya no iba responder cosas que no fueran del tema y que no tenía tiempo para responder preguntas de chamaquitos pendejos”. A la salida del recinto no tuvo empacho en mostrar su molestia; muy de mala gana, entre empujones y malos tratos se limitó autografiar de la mano de dos estudiantes, el libro “México: la ceniza y la semilla”, que recién hacía tres años había publicado.
Dieciocho años después, a plena mitad del primer gobierno de izquierda autoproclamado como “La Cuarta Trasformación”, las cosas han cambiado desde entonces. Con todo y sus asegunes el sexenio actual ha puesto un freno a relaciones privilegiadas tanto con políticos y empresarios como con grupos intelectuales.
Uno de estos ha sido el grupo encabezado por la Revista Nexos de la que Héctor Aguilar Camín es director y que el año pasado fue inhabilitada por la Secretaria de la Función Pública (SFP) por presentar información falsa en contratación del (Instituto Mexicano del Seguro Social) IMSS. La SFP ordenó a las dependencias y entidades de la administración pública federal celebrar cualquier tipo de contrato con la firma editorial.
Se sabe que la revista Nexos y Aguilar Camín gozaron de fastuosos privilegios desde el gobierno del ex presidente Carlos Salinas De Gortari hasta épocas recientes. Por tanto no es de gratis que la crítica de intelectuales que apoyan y escriben en esta publicación y se indignen ante el actual gobierno, que califican este tipo de sanción como un “ataque político” debido a que según ellos, Nexos se ha vuelto en un medio muy crítico del actual sexenio, y pueden o no ser ciertas estas aseveraciones. Sin embargo, aunque esta sanción no revela indicios de corrupción, ha destapado la cloaca de los antiguos privilegios de que gozaban en el pasado ciertos intelectuales, entre ellos el susodicho que ocupa esta nota.
Razón por demás entenderla el descontento de dicho intelectual, quien la semana pasada fue exhibido durante una conferencia mañanera en la presentación de un video que mostraba un debate entre “especialistas”, en la grabación se ve claramente cuando Aguilar Camín trata de “pendejo” al actual presidente. Y nno me mal entiendan. No es que quiera defender a capa y espada a nuestro huey tlatoani AMLO pero ¿Será acaso que sí es un pendejo? Digo, porque para un individuo que se las da de altos vuelos como Aguilar Camín, pendejear al por mayor ya sea a presidentes o universitarios por igual, quizás este reflejando su verdadera naturaleza y carencia. Su actitud no solo da mucho a desear sino que lo coloca muy por debajo de aquellos a los que tilda de penitentes.
Este intelectual orgánico pertenece a la camada incomoda y rabiosa que le molesta no ser partícipe de las mieles del poder actualmente, le molesta que las cosas no sigan como antes o que al menos se intenten por un rumbo diferente. Pero sobre todo, le ofende que en un dejo de lucidez, esta sociedad esté madurando poco a poco y se forme su propio criterio, más allá de lo que él y personajes de su calaña siguen simulando en medios tradicionales donde pretenden aun hoy engañar con sus mesas de “análisis” a todo el pueblo. Su descontento y preocupación no es por los problemas que aquejan a la sociedad, sino por la pérdida paulatina de su status quo. Aguilar Camín y compañía han sido bajados del Olimpo de los privilegiados para caminar por igual con nosotros los mortales y es algo que no soportan por mucho que quieran ocultar. El y demás intelectuales acomodados podrán insultar a quien quieran pero ¡No se engañen! El pen… dejo es él y no la sociedad.