Ráfagas: Voracidad panalista
Twitter: @OswaldoRamirezG
Una frase recordada en el Cine de Oro Mexicano, inmortalizada por el cómico Germán Genaro Cipriano Gómez Valdés y Castillo, mejor conocido como “Tin Tan”, quien el pasado 29 de junio cumplió cuarenta y ocho años de fallecido (1915-1973). Actor, comediante y cantante Tin Tan participó en más de cien filmes dentro de los que destacan “El Rey del Barrio”, “No me defiendas Compadre”, “La Marca del Zorrillo”, “Calabacitas Tiernas”, “Músico, Poeta y Loco”, entre muchas más. Se le recuerda también como actor de doblaje, en particular por su interpretación en español de la voz del oso Baloo de la película de Disney “El Libro de la Selva”.
Aunque era originario de la Ciudad de México, vivió gran parte de su juventud y niñez en la frontera con Estados Unidos, fue ahí en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde a partir de su trabajo en la radiodifusora local XEJ tendría su primer acercamiento con la que sería su vida de comediante después. Su estilo icónico lo ubica también como el “Pachuco de Pachucos”, debido a su vestimenta característica cuyo estilo retrataba a jóvenes mexicanos avecinados en la frontera mexico-estadonidense la cual usualmente portó en sus películas; pantalones bombachos arriba de la cintura, saco largo y sombrero adornado con una pluma. Debido a ello su elocuencia y estilo de su humor se basó en parte a una mezcla gabacha de modismos “spanglish” con los que solía hacer juegos de palabras.
En algún momento, este estilo americanizado de su humor no fue tan bien recibido por el público en general y por algunos de sus compañeros y detractores, porque lo consideraban escandaloso, banal y poco ubicado para los estereotipos de los cómicos de entonces. Con el tiempo su figura fue aceptada por la industria cinematográfica mexicana y desde la década de 1990 ha sido referente para grupos de rock mexicano como Café Tacuba y La Maldita Vecindad, quienes aluden a su estilo de vestir y apelan al contexto de barriada que dicho actor proyectó en varias de sus películas. El traslado del estereotipo de pachuco por medio de Tin Tan y el cine mexicano trascendió a su época y hoy podemos verlo como remanente en algunos espacios de la Ciudad de México; hasta antes de la pandemia grupos de adultos mayores se engalanaban en parques, pérgolas, jardines y centros culturales para bailar los domingos danzón ataviados con sus mejores galas y entre ellas no podía faltar el traje de pachuco. También lo observamos en una estatua instalada desde 2006 en la calle Génova de la Zona Rosa la cual inaugurada en presencia de autoridades y familiares del actor.
Cabe señalar que gran parte de sus películas compartió los reflectores a lado de su amigo y compañero Marcelo Chávez “El Carnal Marcelo” (1911-1970). Germán Valdés (nombre abreviado del cómico), fue el pionero de una dinastía familiar de la que también sus demás hermanos siguieron sus pasos, convirtiéndose posteriormente en actores, Ramón (Don Ramón), Antonio (Ratón Valdés) y Manuel (Loco Valdés).
Por otra parte, como la mayoría de las estrellas del Séptimo Arte su vida no estuvo exenta de rumores y escándalos, como aquel que aseguraba una férrea rivalidad entre este y el mimo de México, Cantinflas (la cual nunca fue comprobada), así como algunos amoríos tras bambalinas con hermosas y talentosas actrices como el que sostuvo con La “Chula” Prieto (Carmen Prieto Salido).
Sin embargo, en su vida profesional poco o nada fue lo que hizo referencia a temas un tanto delicados para la época sobre todo aquello que tenían que ver con la política. A diferencia de Cantinflas, quien en varias de sus cintas arenga sobre temas de pobreza, desigualdad y política, Tin Tan se mantuvo al margen, si acaso solo podemos considerar tres momentos en los que el actor hace un guiño de manera superficial a cuestiones como la paz mundial y el panamericanismo en “La Marca del Zorrillo” (1950), a la clase acomodada ociosa en “El Rey del Barrio” (1950) y a la desigualdad social e influyentísmo en “El Revoltoso” (1951).
Ahora bien ¿De dónde salió el “me canso ganso”? Esta fue una frase que acuño en una escena de la película “El Niño Perdido” (1947), filme que parodia la ruptura entre los viejos valores conservadores y el mundo moderno exaltando el mundo de las tiples y el mundo nocturno capitalino de aquel entonces. La frase se ubica en un momento en el que Tin Tan y su carnal Marcelo se ven obligados en hacer la variedad en un cabaret porque no traen dinero para pagar la cuenta. El “me canso ganso” responde al desafío vocal que le tira Marcelo en plena variedad y que el pachuco resuelve sin más, mostrando a su carnal y al público que la puede de “todas, todas”.
Ahora bien, ¿Cómo se relaciona esta frase con nuestro presidente actual? Mejor aún, en palabras del pachuco “Que tejemaneje se traen con Miguel”. Pues bueno, ello obedece a una de las múltiples sorpresas y controversias que en su discurso nuestro afamado Huey Tlatoani ha sacado a colación. Quizás como mera advertencia hacia sus adversarios y detractores en relación a las metas que se ha puesto en el presente sexenio. Metas que si bien algunas ahí van a medias otras han dejado mucho que desear. Nuestro presidente alude al pachuco pero en otro ámbito “la puede de todas todas”.
Esperamos que ahora que estamos a la mitad de este mandato presidencial, el gabinete y la camada de San Lázaro se dejen de fiestas y poses, las cuales no han parado desde el 6 de junio. Lo único rescatable del pasado jueves fue el discurso ecuánime que pronunció la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum en el cual se dejó entrever que es la potencial sucesora presidencial. No quiero adelantar vísperas pero queda preguntarse si en un universo paralelo, estamos realmente cerca de ese cambio o en su defecto a corto plazo nos convirtamos en una copia tropicalizada de lo que en su momento paso en Brasil con Lula y Dilma respectivamente. No lo sabemos pero deseamos y esperamos que después de seis u ocho años no acabemos con un Bolsonaro región 4 Prianista.
Mientras siguen los festejos, las resacas y los no planes del cuasi cierre de curso escolar, les comparto que la semana pasada se estrenó en la plataforma de Netflix, una mini serie que habla sobre la Masacre de Allende, poblado de Coahuila acaecida en marzo de 2011. A diez años de esta atrocidad, aún hay mucho por hacer y este documental nos los muestra crudamente. Quizás las cosas solo han variado y cambiado de latitudes; sin afán de amargar los avances y alivios que este régimen intenta, creo que es tiempo de repensar que el “abrazos no balazos” no funciona muy bien del todo, pues aún persiste el problema del huachicol y el narcotráfico.
Sabemos que el cementerio dejado por el panismo y la corrupción engendrada en décadas por el priismo tienen que pagar factura y la mejor forma será hacer efectivo será el plebiscito para juzgar a los ex presidentes. No obstante, valdría la pena que la 4T aceptase que no todos los males son culpa del neoliberalismo. El mirar hacia otro lado y sobre todo el no tener un espíritu autocritico para aceptar que hay cosas que siguen igual; como lo es el mencionado problema del crimen organizado o bien el abuso en el precio de productos básicos como la tortilla, así como el recrudecimiento de la situación laboral de adultos jóvenes.
En fin, apelando al tema principal de esta nota, ignoraré que es lunes, y sin ánimo de festejarle todo a la 4T, me iré por un buen menudo “a comer pancita con los agachados” ¡Me canso ganso que yes!