Ráfagas: Tatiana Ángeles, cuentas pendientes
Twitter: @OswaldoRamirezG
«Con la revolución todo, contra la revolución nada»
Fidel Castro Ruz (Palabras a los intelectuales, agosto de 1961).
Si leemos con atención la frase anterior encontraremos similitud con aquella que dice “con el pueblo todo, sin el pueblo nada”, frase recurrente de nuestro querido Huey Tlatoani Andrés Manuel. Posiblemente sea una alusión al puro estilo región 4 de lo que en su momento Fidel Castro declaró en aquellos convulsos años 60´s del siglo pasado. Años en los que la competencia entre Europa del Este (liderada por la ex Unión Soviética) y Occidente (abanderada por los Estados Unidos) acometían atropellos en pro de la libertad (OTAN) o de la revolución (Pacto de Varsovia) en su carrera armamentista con el fin de obtener la mayor influencia comercial y militar mundial, sí señores esa etapa denominada como Guerra Fría.
A propósito de aquellos ayeres, pareciera que los fantasmas del pasado le impiden pensar de manera diferente a las superpotencias neoliberales de hoy, en particular a un Estados Unidos (en franco declive). La fabricación de conflictos, el montaje y las condiciones adversas frente a naciones árabes tarde que temprano le ha cobrado factura, y desde mediados de la década de 1990´s son ahora uno de los rivales a vencer. La caída del Muro de Berlín (1989) y la desarticulación de la Unión Soviética (1991) no han sido suficientes para el vecino del norte, el cual pese a la llegada de la pandemia y de la tercera ola de Covid-19 en todo el planeta, lejos de generar empatía con los países menos favorecidos económicamente, doblan los hilos de su poder cual títeres ante los emporios farmacéuticos mundiales.
En ese sentido, insiste en revivir viejas tensiones cual Crisis de los Misiles (1962), esta vez sin armas ni guerra de por medio sino reforzando un golpe blando apelando a “La Liberación de Cuba de la Dictadura”. Si bien es cierto, Cuba no solo sufre por los estragos del embargo comercial sino por décadas de un gobierno socialista, habría que matizar la situación y dar un poco de crédito a su sistema (el cual ha logrado notables avances en ciencia, salud y educación). Por lo que la libre autodeterminación de su pueblo, es solo responsabilidad de los cubanos, quienes determinen la transición o bien la mayor oxidación de su sistema político.
Mucho ruido ha generado tal problemática que para variar (y no me extraña), la derecha mexicana se ha subido al Granma (barco), de la ignorancia y descalificación, pues tristemente al igual que la mayoría de nuestros políticos, lo poco que saben de historia es gracias al cine hollywoodense o bien nuestra célebre educación “Made in SEP”, razón por la cual entre tuiteos y manifestaciones en pro de la situación cubana su único recurso es “googlear” lo que entienden por comunismo y socialismo. Dicho esto su opinión no genera más que pena ajena.
Pero no crean que la izquierda mexicana anda tan bien en este aspecto, puesto que a pesar de que actualmente la 4T se jacta de progresista y de apoyar el desarrollo de las clases abandonadas, poco o nada siguen haciendo para establecer una idea clara sobre su proyecto de gobierno y esto es grave admitirlo en plena mitad de sexenio, en el que a la fecha la única bandera para justificar sus acciones y adornar sus discursos es repetir el decálogo de nuestro presidente. En redes sociales algunos presumen que ya están trabajando, otros más publican su asistencia a talleres y eventos de la cúpula morenista, en donde los conferencistas principales suelen ser personajes como el Fisgón, aclaro no tengo nada contra este excelente caricaturista, pero ¿Qué acaso no existen académicos o conferencista de izquierda o progresistas con mayores luces?
A la izquierda mexicana (si es que existe o así podemos llamarla) le hace falta fortalecer sus cuadros ideológicos e intelectuales. No solo se trata de aplaudir como focas las bravatas de personajes como el cuasi youtuber y diputado Gerardo Fernández Noroña o de decir “amen” a todos los sermones anacrónicos de nuestro huey tlatoani. Se trata de establecer líneas claras y a largo plazo en las que verdaderamente primen los intereses por una sociedad mejor y no solo de dientes para afuera.
Pensando con un poco de astucia y en un ejercicio de autoanálisis; las facciones “izquierdosas” que ahora detentan la mayoría en las cámaras legislativas y del senado deberán analizar qué de bueno sus opositores ahora decadentes (PRI) hicieron bien, y sin afán de imitar lo negativo, quizás deberían apelar a esos cuadros y estructura que los fortaleció por más de 80 años, cerrar filas y evitar más los resquebrajamientos al interior de la cúpula morenista.
No obstante, quizás lo anterior es pedirle demasiadas peras al olmo puesto que lejos de emular estos aspectos, la izquierda gradualmente se está convirtiendo en lo que perjuró destruir, para muestra los ridículos y abusos de diputados en la entidad hidalguense. Baste mencionar el papelón que la hija adolescente de la Diputada del VII Distrito, Lisset Marcelino Tovar hizo hace algunas semanas al estrellar su carro último modelo en las inmediaciones del Boulevard Mixquiahuala-Progreso, muy cerca de una conocida escuela secundaria, de quien se presume sufrió dicho accidente por ir en estado de ebriedad y en exceso de velocidad.
Situaciones como esta restan en lugar de sumar, y si bien todos estamos expuestos creo que es momento que tanto el gobierno local como el federal hagan un ejercicio de consciencia y asuman en qué no se ha avanzado durante su presente gestión. Es válido recurrir al pasado para ver errores y aciertos, pero lo que resulta cansado y desesperante es achacar el 99% de la situación actual al PRIAN. Quizás si valoramos de manera justa el 60% de las problemáticas que ahora nos aquejan sean remanentes directos de ese pasado corrupto, pero ¿Qué pasa con el 40% restante? Queremos y exigimos de nuestro presidente y funcionarios no más excusas y si mayor firmeza sin titubeos ni nuevos clientelismos.
En este orden de ideas vale pensar en las reminiscencias negativas que los medios y los gobiernos nos han dejado hasta hoy, para muestra no solo la problemática de Cuba sino el magnicidio del mandatario haitiano Jovenel Moïse en la semana antepasada, cuyo tinte pinta como un franco intervencionismo del Tío Sam (EE.UU.) de manos de mercenarios de origen colombiano, ello además de considerar los factores sociopolíticos y culturales que a lo lago de la historia ha lidiado dicho país. Conveniente es aludir a la lectura de dos textos al respecto, “Lastima de Cuba. El grandioso fracaso de los hnos. Castro” (Grijalbo, 2006) del monero Rius, y “El Bárbaro imaginario” (FCE, 1993) del sociólogo Laënnec Hurbon.
Finalmente debo admitir que este 149 aniversario luctuoso del Benemérito de las Américas lo percibí insípido. Con un Andrés Manuel poco emotivo y dos discursos de sus subalternos que reafirman la ignorancia e historia oficial. No me mal entiendan, tampoco extrañé su decálogo anacrónico pero para lo que nos tiene acostumbrados y dado a que es su personaje favorito de la historia de México, bien valía quizás mayor energía ¿Será que los destapes prematuros hacia la sucesión presidencial le han quitado el sueño? No lo creo, pero entre eso, el repunto de contagios y afectación de la variante Delta del Covid-19 en jóvenes menores a 40 años, así como las incursiones de grupos delincuenciales en varias partes del país, la verdad creo que lo de menos fue la conmemoración.