(W) Ecos Sindicales: Operación Panal
El discurso vertido recurrentemente por la cúpula de la sección 15 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), con respecto de que la lucha y la defensa de los derechos de los trabajadores de la educación es su razón de ser, no concuerda con la realidad con la que cotidianamente se topan muchos profesores que encuentran precisamente en su sindicato, el principal obstáculo para alcanzar mejoras profesionales y salariales.
El caso más reciente lo representan aquellos docentes que el 16 de agosto pasado acudieron a las oficinas de la Secretaría de Educación Pública (SEP) para recibir sus órdenes de trabajo, pero no han podido integrarse a sus nuevos centros de trabajo, pues los supervisores tiene la orden de ni aceptarlos sin una propuesta sindical, documento que a su vez el sindicato no ha querido entregar.
A través de un documento hecho circular en las redes sociales, los docentes denunciaron que “el SNTE está violando nuestros derechos, cuando su obligación es apoyarnos y velar por nuestro gremio”.
En un principio la dirigencia sindical en Hidalgo dijo que revisaría el asunto y negaba acciones en contra de los trabajadores de la educación, pero los propios afectados no han visto que su situación avance, mientras se acerca la fecha para el inicio del ciclo escolar 2021-2022.
Y para el resto de los trabajadores de la educación, a quienes se les había informado desde el SNTE que Hidalgo no iniciaría el año lectivo con clases presenciales para no poner en riesgo a la base trabajadora, a padres de familia y alumnos, ayer vino una contra orden.
Provino esta de la secretaría general de la sección 15 del SNTE, cuyo representante, Luís Enrique Morales Acosta, quien semanas antes se oponía al regreso a clases presenciales en tanto las condiciones sanitarias no permitieran un regreso, ordenado, escalonado y con responsabilidad, ahora ha planteado que tanto personal de apoyo y docentes pueden y deben volver a las aulas para “darles vida”.
Desde su óptima, el riesgo de contagio por Covid-19, está lejano toda vez que no habrá niños en los planteles, por lo que plantea que “no hay por qué tener miedo, pues si no hay padres de familia ni alumnos, nosotros podemos estar perfectamente en las escuelas”.
“Si nos organizamos, tenemos que abrir las escuelas. A las escuelas tenemos que darles vida, sino no, las escuelas se están cayendo, se están deteriorando demasiado”, justifica, para llamar a sus representados a volver a las aulas.
“NO podemos estar encerrados toda la vida”, advierte en su cambio de discurso, para alinearse a las disposiciones del gobierno federal, a pesar de que en Hidalgo, las autoridades han advertido del riesgo que representa volver a las aulas, dado que se ha triplicado el número de contagios y de hospitalizados por Covid-19.
Ya el gobierno estatal ha anunciado el regreso a clases presenciales el próximo 30 de agosto, en 15 municipios de “bajo riesgo”, todos ellos considerados municipios con población mayoritariamente rural e indígena, donde abrirán mil 263 escuelas, a las que acudirán 67 mil 629 alumnos y 5 mil 258 trabajadores de la educación, entre ellos 3 mil 957 docentes; el resto será personal de apoyo a la educación.
El lunes se verá si la convocatoria de las autoridades tanto educativas como sindicales, tuvieron respuesta de la gente (docentes, padres de familia y alumnos) para cumplir con tales disposiciones, pues sigue el temor general de contagio y muchos prefirieron esperar a que la tercera ola de contagios aminore y el riesgo sea menor.
Por lo pronto, el SNTE no está quedando a la altura de sus representados.