Ráfagas: Voracidad panalista
Es una interrogante que difícilmente tendrá una respuesta precisa, sin embargo sí hay antecedentes que advirtieron respecto del riesgo que corrían los vecinos de ese municipio, hoy hundido en la desgracia, en caso de desbordamiento del río Tula o de inundaciones en calles, como ocurrió la noche del pasado lunes.
En octubre del 2017 se difundió información en torno a un proyecto para revestir y rectificar el cauce del río Tula, en una longitud de 19.2 kilómetros, obra que tenía entre otros propósitos el de prevenir futuras inundaciones.
Más aún, se conoce ahora que tres días antes delas inundaciones que provocaron afectaciones en nueve colonias y dejaron afectadas a más de 30 mil personas, el alcalde perredista, Manuel Hernández Badillo, alertó respecto del peligro que les acechaba. La alerta sobre el posible desborde del río Tula se emitió a las 12:13 del 3 de septiembre y pidió evacuar a las familias que viven en la ribera del río.
Se advertía respecto del peligro, luego que la Conagua informaba que las dos principales presas de la zona, Requena y Endhó, dos de los embalses más grandes de la entidad, estaban a punto de desbordarse.
Pero, cinco años atrás, durante la gestión del priista Gadoth Tapia Benítez, se realizó un recorrido por la ribera del río, donde se presentó un plan de trabajo para revestir y rectificar el cauce del mismo, en una longitud de 19.2 kilómetros, en un proyecto que requeriría una inversión de mil 400 millones de pesos.
Las acciones comenzarían en el sitio conocido como El Recinto, en la comunidad de Pueblo Nuevo y concluiría en la zona del puente de las Tres Culturas, en la colonia 16 de Enero.
Se anunciaba la construcción de colectores para captar las descargas sanitarias domiciliarias que hasta entonces se desfogaban en el cauce del río, además de que se instalaría una planta local de tratamiento de aguas residuales.
La Conagua, dijo entonces que se planeaba tener una mayor capacidad, garantizar el flujo de las aguas pluviales y prever que ante tormentas aumentara el caudal y sobrepasara la capacidad, prevenir sobre todo inundaciones futuras. Además de evitar el acumulamiento de basura y el encharcamiento en temporada de estiaje, que provocaba fétidos olores.
También se incluía sembrar 10 árboles por cada uno de los que se habían talado y que generaron en su momento la inconformidad de los vecinos.
Bien, el lunes por la noche más de 30 mil tulenses sufrieron por el desbordamiento del río Tula, que anegó calles en nueve colonias, afectó severamente el funcionamiento del hospital del IMSS, que afectó el suministro eléctrico y provocó fallas en la atención de pacientes de Covid, lo que provocó la muerte de 16 personas.
Hoy, los hidalguenses, se han volcado en brindar ayuda a los damnificados por este fenómeno y las tareas de ayuda y rescate de quienes quedaron atrapados en los techos de sus viviendas continúan.
Entre tanto, quedará en el aire la incógnita: ¿Pudo evitarse la desgracia en Tula?
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.