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<<El luchador es un psicólogo natural que mueve a las masas >>
Alfonso “El doctor” Morales. Periodista, narrador y cronista deportivo (1949-2020).
Un 23 de septiembre de 1917 nació en Tulancingo, Hgo., Rodolfo Guzmán Huerta, luchador profesional y actor conocido como El Santo El Enmascarado de Plata. Contendió de 1942 a 1982 tiempo durante el cual nunca fue desenmascarado. Dentro de sus logros profesionales ganó el Campeonato Nacional Welter y El Campeonato Welter de la NWA, entre otros. Deportista desde muy joven se interesó en la lucha libre no sin antes practicar otras disciplinas como el beisbol y el futbol americano. SANTO El enmascarado de Plata ícono de nuestra cultura mexicana, nuestro superhéroe popular trascendió al más allá un 5 de febrero de 1984 a los 66 años. Sin embargo esto no le ha impedido que su legado siga vigente como uno de los ídolos de la lucha libre mexicana. El pasado jueves cumpliría la nada insignificante edad de 104 años, razón por la cual aquí escribo esta remembranza.
Desde muy joven tuvo que buscarse una vida y sustento. Emigró hacia la Ciudad de México trabajando como obrero en una fábrica textil. Según cuentan las crónicas familiares y sus biógrafos, fue allá donde junto con sus hermanos Miguel y Jesús iniciaron su entrenamiento y afición por la lucha libre, la cual realizaba en sus visitas frecuentes al Casino de la Policía. Tiempo después los tres debutaron en el pancracio, el primero como Black Guzmán en 1934 y mientras que Jesús se hizo llamar El Pantera Negra. Desafortunadamente este último murió en la lona en un show en Puebla en 1934, quizás este hecho además de afectar a Rodolfo le llevó más tarde a impulsarse para convertirse en el ícono que marcó y sigue marcando generaciones.
Sus primeros años como luchador datan de la segunda mitad de la década de 1930, para entonces ya había utilizado varios nombres con los que se presentara en la arena; Rudy Guzmán, El Hombre Rojo, El Enmascarado, El Incógnito, El Demonio Negro y El Murciélago II. Pese a que comenzó a ser popular con este último mote, debido a reclamos de Jesús Velázquez e Murciélago original, tuvo que cambiarse el nombre.
Para inicios de la década de 1940 su entrenador y promotor Jesús Lomelí, lo invitó para que se integrase a un equipo de luchadores con vestimentas plateadas. Por sugerencia de este le dio tres opciones para adquirir su nueva personalidad; El Diablo, El Ángel o El Santo, Rodolfo eligió este último. El 26 de abril de 1942 luchó en La Arena México por primera vez con este alias. Inicialmente compitió de lado del bando rudo, más tarde se cambió al lado técnico.
A finales de esa década su estilo, agilidad y versatilidad como luchador le dieron fama por sí mismo. No obstante, no fue sino hasta mediados de 1950 cuando pule su técnica luchística gracias a los entrenamientos en la Arena Coliseo de Guadalajara, Jal., en donde formó parte del plantel de Cuauhtémoc “El Diablo Velasco”, fundador de la primera escuela de lucha libre profesional.
La leyenda comenzó hacia el año de 1952 cuando el editor José Guadalupe Cruz comenzó a publicar la historieta “Santo, el Enmascarado de Plata”. Este hecho lo convirtió en el primer luchador en ser publicado en este género editorial. El estilo de la historieta consistía en una serie de fotomontajes con un tono sepia característico con fondos dibujados. A través de estas páginas observamos lo que más tarde lo haría saltar a la pantalla grande, personificando al héroe y justiciero y que fue la lucha y combate contra monstruos, extraterrestres y toda clase de entes y delincuentes.
Su popularidad en el pancracio y la buena recepción de esta publicación fueron algunos de los detonantes para que Fernando Osés, luchador y actor lo invitara a trabajar en películas, propuesta de Rodolfo aceptó a condición de no abandonar su carrera de lucha libre. Fue así como se escribieron y filmaron dos películas iniciales; “Santo contra el Cerebro de Mal” y “Santo contra los Hombres Infernales”. A partir de este momento y de manera progresiva realizaría más de cincuenta cintas a lo largo de su carrera, algunas de las cuales compartió créditos con otras leyendas de la lucha libre como Blue Demon y Mil Máscaras. Cabe señalar que también compartió créditos con otros personajes destacados del cine y del deporte como la actriz Lorena Velázquez, la vedette y actriz de cine de ficheras Sasha Montenegro, así como con José “Mantequilla” Nápoles (boxeador), sin olvidar su dúo con el cómico Gaspar Henaine “Capulina” en “Santo contra Capulina” (1968).
Lo anterior permite colocar a sus películas como pioneras de un género cinematográfico único; el cine de luchadores. Algunas de estas cintas actualmente son consideradas de culto y en otras latitudes como en Europa se consideran un reflejo fiel del cine surrealista mexicano. Hoy nos pueden parecer burdos o ridículos los gadgets como computadoras, relojes eléctricos o cinturones que hacen gala en algunas de sus películas, pero cierto es que esas imágenes icónicas y esas luchas contra zombis, brujas, vampiras y hombres lobo mal disfrazados, alimentaron el imaginario mágico de generaciones. En palabras de Juan Villoro “El Santo pertenece a la mitología popular…” (Chicago Tribune, Oct. 04 2017).
Actualmente su hijo, El Hijo del Santo ostenta con orgullo y méritos propios el legado de su padre, pero también existen otros luchadores que aseguran que Santo es un referente en sus carreras. La figura de El Santo ha traspasado su trayectoria luchistica y del cine pues en los últimos años programas, caricaturas y películas aluden de manera directa o indirecta en este personaje. Máscara, figuritas de plástico, playeras, encendedores, posters y demás artículos de nuestro enmascarado aún son comunes localizar en jugueterías, tianguis y hasta antes de la nueva normalidad muchos de estos artículos eran parte de los estantes de artesanía en ferias y exposiciones a lo largo y ancho de nuestro país.
Sin temor a equivocarme El Enmascarado de Plata es uno de los hijos más queridos de su bella tierra tulancinguense. Para muestra la calle Rodolfo Guzmán Huerta, sitio céntrico de la cabecera municipal en donde se localiza el museo a su leyenda plateada el cual esta engalanado a la entrada con una imponente estatua del ídolo. Por otra lado, sabemos que debido a la pandemia tanto la visita a este recinto como el desarrollo de este deporte espectáculo están restringidos. Al respecto de este último el cual desde hace poco más de un mes inició sus actividades con sana distancia y en foros y lugares abiertos en varios lugares. Ahí podemos ver a las nuevas leyendas, muchas con otra lógica distinta a la de nuestro héroe plateado pero que entregan el corazón en el ring muy a su manera, puesto que sabemos que este deporte también es una actividad de resistencia, riesgo y no pocas veces de subsistencia socioeconómica.
Sirva pues esta breve crónica para hacer una pausa de todo aquello que nos mata y nos retuerce la espalda con un dolor peor que nos provocaría una hurracarrana, un tirabuzón o una de a caballo; me refiero a la precariedad laboral, inseguridad, violencia y la corrupción, esta última a todas luces enraizada tristemente en todos los sectores de nuestro México, incluso en algunos docentes e investigadores, pero bueno esa es otra lucha de la que esperamos hablar en la siguiente ocasión.