
Letras Minadas: Paco Olvera, quiere entrar a Morena
<<Nos quedamos admirados, y decíamos que parecía a las cosas de encantamiento que cuentas en el libro de Amadís… Y aun algunos de nuestros soldados decían que si aquello que veían si era entre sueños, y no es de maravillar que yo escriba aquí de esa manera, porque hay mucho que ponderar en ello que no sé cómo lo cuente: ver cosas nunca oídas, ni aun soñadas, como veíamos>>
Bernal Díaz del Castillo (1496-1584).
Mientras varios grupos de exploradores, ingleses, irlandeses y alemanes iniciaban su éxodo a Norteamérica hacia principios de 1600, para entonces el Virreinato de La Nueva España y el Virreinato del Perú llevaban casi un siglo de desarrollo, el cual inició en 1521 con la Caída de México-Tenochtitlan y posteriormente con la caída del Imperio Inca (1533).
La derrota de aquel imperio indígena fue posible gracias a un grupo de exploradores que salieron desde un año antes de la Capitanía de la Isla de Cuba al mando del extremeño Hernán Cortés. Los resultados ya los conocemos, de aquel encuentro de dos mundos, dos civilizaciones se vieron inmersas en un proceso de sincretismo religioso y de mestizaje. Algunos de los motivos que favorecieron la victoria de los exploradores ibéricos fue que varios de esos pueblos indígenas dominados por el Imperio Mexica tenían razones para generar una ruptura, entre los que destacaron los impuestos (tributo en especie) severos a los señoríos dominados, esto impidió que algunos pueblos estableciera relaciones comerciales directas que les favorecieran. Otro de los factores que precipitó la caída mexica fue la epidemia de viruela enfermedad desconocida hasta entonces en América y que disminuyó sobremanera la población nativa.
Por su parte, el territorio europeo al que pertenecieron aquellos exploradores españoles llegó tarde al desarrollo pleno de sus reinos. Después de ocho siglos de dominio árabe en 1492 la alianza de los reinos de Castilla y Aragón, consumada a través del matrimonio de los reyes Isabel de Castilla y Fernando de Aragón derrotó al último reino nazarí en Granada. Uno de los principales motivos para tal alianza pretexto la defensa religiosa de su fe (catolicismo), sin embargo el trasfondo era más complejo y tenía que ver con el bloqueo e imposiciones comerciales de los reinos árabes, los cuales impedían el comercio directo de los reinos ibéricos con el resto de Europa.
Para cuando los monarcas católicos habían logrado expulsar de Granada al último reducto árabe, las redes comerciales ya eran dominadas por los Estados Venecianos (Italia), quienes para aquel momento fueron los principales intermediarios entre el comercio marítimo en el Mar Mediterráneo con Medio Oriente. En 1492, el mismo año de la expulsión musulmana del reino de Granada, el genovés Cristóbal Colon se presentó ante los reyes católicos ofreciendo abrir otra ruta comercial hacia Medio Oriente (y de paso a las Indias Orientales). Fruto de esta exploración y de bitácoras de navegación desde siglos anteriores fue que el 12 de octubre de aquel año, aquellos marineros toparon con la isla de La Dominica (ubicada en el mar Caribe), este hecho desencadenó un cambio radical en el desarrollo occidental lo que con el tiempo le definió ser recordado como el “Día de la Raza”, “Día de la Hispanidad”, “El Descubrimiento de América” o “El Encuentro de Dos Mundos”, cualquiera que sea el caso, en lo particular considero que el último título es el más preciso. Dicha fecha no tuvo mayor relevancia y se instauró como fiesta nacional en España, primero a mediados del siglo XIX, y después durante la dictadura fascista del General Francisco Franco (1939-1975).
A reserva de algunas precisiones y detalles, la semblanza anterior hechos generales en los que ambos mundos (Europa vs América) convergieron en un intercambio cultural en cuyo caso los pueblos americanos no llevaron la parte amable de la colonización; el exterminio de su población, la imposición religiosa, la destrucción de sus ciudades y el esclavismo simulado a partir de la “merced real” para quedarse con la mayor riqueza de recursos naturales. Son el motivo fundamental para que hoy, movidos en un espíritu de conciliación, los discursos progresistas del Presidente Andrés Manuel López Obrador solicitasen al rey de España las disculpas formales por tales hechos.
A simple vista pudiese la petición suena ilusa y hasta ridícula, sobre todo si los fundamentos son tan estúpidos como las declaraciones hace unas semanas del ex presidente español José María Aznar. Si bien no se niegan los hecho de intercambio y herencia cultural entre ambas partes. Quizás los motivos para que el monarca ibérico haga caso a tal petición debiesen girar por el protocolo, mismo por el que el Papa Francisco se ha disculpado públicamente por la participación de la iglesia católica en actos de barbarie en pro de la conversión de la fe de los pueblos indígenas americanos. Mejor aún por motivos socioeconómicos que le hagan salir bien librado al gobierno español, después de la intentona de empresas como REPSOL e IBERDROLA como cómplices del saqueo energético desde el mandato de Felipe Calderón, y que ahora se pretende poner freno a partir de la Reforma Energética propuesta por nuestro Huey Tlatoani AMLO.
Si bien los méritos del presente sexenio son discutibles aún, por lo menos en la forma a diferencia de sus antecesores, intentan “taparle un ojo al macho” ¿Por qué lo digo? Porque mientras el actuar de algunos miembros de su gabinete pudiera evidenciarse como torpe o sesgado, en la práctica del discurso, Andrés Manuel ha puesto el ejemplo ofreciendo disculpas al pueblo maya por los abusos cometidos por autoridades extranjeras y nacionales a lo largo de más de su historia (4 de mayo de 2021).
Algo también para replantear dejarle de tarea a nuestros amigos de la Madre Patria es cuestionar ¿Por qué tanta renuencia a pedir disculpas? ¿Por qué rememorar este hecho como fiesta nacional y no otros como la unificación de los reinos después de la batalla y expulsión de los árabes o la instauración de la república después de la muerte del general Franco? Sin lugar a dudas esto nos refleja que aunque hay una parte de la sociedad española que hoy desaprueba el festejo de esta fecha, en otro sector sigue intrínseco en la memoria española el espíritu occidental de superioridad.
Finalmente, en lo que respecta a las estatuas, estas son símbolos de su tiempo que ciertamente merecen ser rectificados, pero que por ninguna causa justifican el vandalismo y daño en el patrimonio histórico por parte de grupos radicales. Si bien la efigie de Cristóbal Colón en rotondas, paseos, parques o estadios a la luz de los hechos anteriores puede resultar incómoda, es innegable que dicho marinero genovés fue un hombre de su tiempo y que ni las manifestaciones, pintas, apedreos o mutilación de los que era objeto no cambiarán la historia de la que fue protagonista. Por otro lado, oportuno es que en viras de lo “políticamente correcto”, el gobierno capitalino y federal decidiera colocar en el lugar que ocupaba la de Colón a “La Joven de Amajác”, escultura hallada en Álamo, Veracruz a principios de este año.
A resumidas cuentas las construcciones, arquitectura y entes decorativos de nuestro entorno reflejan lo que somos, fuimos o lo que aspiramos ser.