Así no, presidenta
Apenas está comenzando el año 2022 y las expectativas del marco macroeconómico oficial han quedado fuera de rango racional. Pero el problema no radica en la oscilación de las cifras del crecimiento en una situación de emergencia pandémica, sino en la falta de una estrategia integral de reactivación de la economía productiva que debiera ser pactada con el sector privado y con el sector laboral.
La meta de PIB de los Criterios Generales de Política Económica para 2022 fue fijada en una media de 4.1%, con rangos de 3.6% a 4.6%. La Comisión Económica para América Latina, no obstante, acaba de echar un balde de agua fría a estas expectativas al situar el crecimiento económico de este año en un techo de 2.9%, menor al nivel bajo de 3.6% estimado en el sector oficial.
La locomotora estadounidense, que ha sido considerada en México como el motor estimulante de la economía por razones del Tratado de Comercio Libre, también enfrenta una disminución sensible que afectará la dinámica productiva mexicana. En los CGPE, México esperaba un crecimiento estadounidense de 4.5% para 2022, pero las últimas cifras norteamericanas indican que el PIB de EU se ubicará en 2.8%, con indicios de disminuir aún más.
En estos momentos de incertidumbre económica que requieren posicionamientos concretos de las autoridades, el dato más revelador refiere la ausencia económica del secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, y lo sitúan encerrado en su oficina y sin contactos estratégicos con el sector empresarial. En los hechos, el funcionario está centrado en el tema de los ingresos fiscales, aunque sin entender que la recaudación no es un fenómeno automático, sino que está determinada por el ritmo de crecimiento económico.
Las expectativas del PIB mexicano podrían no ser fatales en tanto que hay un espacio muy importante para la reactivación económica. Sin embargo, la estrategia de Hacienda parece ser una no-estrategia y la perspectiva gubernamental se centra solo, como lo señalaron los documentos económicos para este año, en el restablecimiento de la actividad económica como producto del final del confinamiento, sin que se hubiera definido un plan estratégico para proteger la planta productiva y el empleo y apoyar la recuperación de sectores amarrados al TCL para multiplicar la actividad integrada de la economía.
No habrá recuperación integral de la economía para salir del hoyo recesivo de -8.5% del PIB en 2020 si no se establece un acuerdo productivo con el sector privado. La falta de este entendimiento, la desconfianza declarada de manera recurrente por los empresarios en los acuerdos productivos y una política económica centrada en proyectos gubernamentales explicaría los indicios negativos de la economía para este año.
El crecimiento económico enfrenta el desafío de superar el tropiezo recesivo de 2020 y restaurar la dinámica integrada del crecimiento económico en el sector productivo. Pero las expectativas de las cifras de desaceleración productiva y los indicios de un PIB mexicano bajo revelado por la CEPAL retrasarán la recuperación de lo perdido en 2020.
Y el desafío no se resume solo en alcanzar el PIB de comienzos de 2020 sino de crecer porque cada año aumenta la demanda de empleo formal de la población económicamente activa que no ha encontrado posibilidades de enrolarse a la producción. Y frente a las presiones sociales de la economía, la expectativa de crecimiento del PIB para los próximos diez años (2022-2032) se ubica en un modesto dos 2% anual, contra el compromiso original del Gobierno de la 4ª-T de una meta de 6% promedio anual a partir de 2023.
El punto central de la crisis del crecimiento no debe ubicarse en el incumplimiento de promesas, sino en la ausencia de una estrategia integral de política del desarrollo basado en el reconocimiento de que el Estado apenas puede estimular el 15% de la economía y los empresarios tienen el resto de las responsabilidades. Sin embargo, la economía está registrando fugas de capitales en los dos últimos años de más de 500,000 millones de pesos; es decir, el capital prefiere irse del país que quedarse en una economía que carece de rumbo estratégico.
A pesar de su papel clave en la administración de la estrategia económica, el secretario de Hacienda no cumplido con su función de administrador de los acuerdos productivos con el sector empresarial.
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