(W) Ecos Sindicales: Razonamiento Matemático
De entre los males que aquejan a nuestro estado, sin duda, el robo de combustible es uno de los principales y hasta ahora no hay señales de que se reduzca y siga siendo causa de enfrentamientos entre grupos delictivos con autoridades. En cambio, vemos que Hidalgo sigue ocupando en nada honroso primer lugar en el robo del combustible de los ductos de Petróleos Mexicanos.
Hoy es una fecha que en todo el país nos recuerda los alcances de una tragedia derivada precisamente de la comisión del delito de robo de combustible, coloquialmente denominada huachicol.
Los vecinos de San Primitivo, municipio de Tlahuelilpan, recordarán toda su vida la tragedia ocurrida el 18 de enero de 2019, cuando un grupo delictivo saqueaba los ductos de Pemex y permitió que la gente de manera imprudente fuera a “tomar” combustible regalado, sin pensar que habría una explosión que le quitó la vida a 137 personas.
A pesar de ello, la actividad de los delincuentes no ha disminuido, por el contrario, el robo de gasolinas aumenta y las autoridades no han podido siquiera reducir la comisión de este delito, en gran medida porque los vecinos de las zonas donde esto ocurre saben que hay colusión entre delincuentes y autoridades encargadas de frenar este delito.
El diario local La Jornada-Hidalgo, presenta cifras y ubica a Cuautepec (en el valle de Tulancingo) y Atotonilco de Tula (en el sur de Hidalgo) como los sitios donde más “piquetes” de ductos se han detectado y el problema continúa.
En Cuautepec, se han detectado 740 robos y en Atotonilco de Tula, la cifra llegó a 361. Además, dice La Jornada, que Hidalgo ser encuentra en el cuarto lugar de robo de gas, otro agravante que pone en riesgo a la ciudadanía y genera intranquilidad.
Cuenta un político de la región del Valle de Tulancingo, que cuando las autoridades municipales de Cuautepec, intentaron poner una red de cámaras de video vigilancia, contrataron a una empresa y cuando los representantes de la empresa salieron de la alcaldía, fueron abordados por unas personas que a nombre del alcalde, los invitaron a comer.
Ellos aceptaron y al llegar al restaurante, apareció una persona que dijo estar enterada del arreglo con las autoridades y dijo que él se encargaría de controlar el sistema de videovigilancia. Todo mundo en el lugar sabe que es uno de los líderes huachicoleros.
Obviamente, no hay sistema de videovigilancia en el municipio.
Pero, ese fenómeno de ver cómo las autoridades son rebasadas por los grupos delincuenciales, no sólo ocurre en Cuautepec, también en el Valle del Mezquital, en la región Tula-Tepeji, donde impera la ley del más fuerte y evidentemente la autoridad no lo es.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.