Ráfagas: Tatiana Ángeles, cuentas pendientes
En la inolvidable película Casablanca, uno de los oficiales del jefe de la policía denuncia el robo de unas visas que desaparecieron del café-cantante de Rick, justo en esa ciudad, y al dar la orden de su búsqueda y conociendo ya el destino de los documentos, el jefe le ordena a su subalterno que capture a los sospechosos habituales, los cuales son, claro, aquellos que se oponen al gobierno de Vichy, y al nazismo.
Algo así vivimos ahora en este gobierno del que sólo conocemos palabras, palabras y más palabras; un gobierno sin resultados, regresivo e hierpresidencial que intenta regresarnos, en el mejor de los casos, a los setentas y a su gemelo presidencial, el inefable Luis Echeverría. Un régimen de terror que, sin embargo, se ve ya ampliamente superado por el del macuspano. Echeverría ordenó la Guerra Sucia, que dejó más de 1,500 víctimas, prrincipalmente entre las guerrillas que se levantaron contra su gobierno, pero durante los tres años y pico del gobierno de López Obrador han muerto por la violencia cotidiana 113,438 hasta el 14 de febrero, de acuerdo con los datos del INEGI. Calderón acumuló 120,463 durante su sexenio, y Peña 156,066 durante toda su gestión, lo que significa que de acuerdo a las proyecciones de ese instituto (cifras oficiales, no hay que olvidarlo) López Obrador superará los números fatales de Calderón en mayo de 2022 (es decir en escasos cuatro meses) y a Peña en septiembre de 2023. Todo un logro. Todo ello sin contar los casi 100 mil desaparecidos reconocidos por este gobierno. Otro dato para presumir, y eso sin contar los más de 300 mil muertos reconocidos por la pandemia, más los 600 mil de “muertes en exceso” y que no sabemos cuándo terminará.
Mientras todo esto pasa, el presidente (es un decir) sigue poniendo el blanco en los periodistas, de los que han muerto ya más de 30 durante su gestión y otros seis en las escasas seis semanas del presente año.
Un gobierno sin resultados, con más de 4 millones de pobres que en 2018, sin medicinas en los hospitales y sin reconocer que la realidad lo ha superado. No estamos lejos de que el nuevo líder de la Mafia del Poder empiece a ordenar arrestos entre “los sospechosos habituales”, entre los que sin duda podemos estar incluidos.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.