
Ráfagas: Yerros tricolores
Twitter: @OswaldoRamirezG
<<Preferiría la paz más injusta a la más justa de las guerras>>
Cicerón. Filósofo, político y orador romano (106 a. C-43 a.C.).
Mucho se ha dicho la semana pasada y desde diferentes posturas ideológicas sobre el conflicto entre la Federación Rusa y Ucrania:
Visiones torcidas que van desde los montajes hechos por Televisa representando con de videojuegos o antiguos ataques a la Franja de Gaza. Algunos otros con las experiencias en carne propia de quienes presenciaron de frente el conflicto, como la de los connacionales mexicanos residentes en Ucrania. Twitter, Facebook y demás redes sociales se han llenado de “expertólogos” a los que ya les cansó la opinología sobre la pandemia, y hoy han comenzado a incendiar la opinión pública con visiones limitadas en las que ignoran el trasfondo histórico, político y económico particular y general.
La indignación y el espíritu desangelado han generado que una fracción de las personas piense que esto esta crisis no tiene precedentes, pero se equivoca, procesos humanos contradictorios como este se han presentado antes (y lo seguirán haciendo en tanto no miren en retrospectiva su historia). La visión positivista de progreso y modernización contrastada con las consecuencias bélicas de la Primera y la Segunda Guerra Mundial son un claro ejemplo.
La posverdad (distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión y en actitudes sociales), ha revivido viejos fantasmas en la opinión pública cual si se tratase de un contexto de Guerra Fría, y lo que es peor, que se considere que la Rusia actual carga el disfraz de su antecesora, la antigua Unión Soviética (URSS).
Lo cierto es que la Federación Rusa tiene poco de comunista y sí mucho de capitalista; la fracción política conservadora que representa su actual presidente, Vladimir Putin, no tiene por objetivo restaurar la antigua hegemonía territorial soviética y mucho menos la zarista. Se trata de una estrategia regional en la que solo intenta aprovechar las condiciones para emerger como una nación significativa en lo político y económico a nivel mundial, pero sin ningún resquicio de socialista.´
La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), fue un Estado Federal que aglutinó a varias repúblicas socialistas, luego de un proceso de guerra civil denominado Revolución Rusa. Su fundación estuvo marcada por dos hechos; la muerte de Vladimir Ilich Ulianov “Lenin” (1924) uno de los principales ideólogos revolucionarios, y el ascenso de Iosif Stalin al poder, quien a partir de 1922 emerge como líder supremo del estado socialista.
El enfrentamiento ideológico y militar entre la Unión Soviética y Estados Unidos fue lo que marcó lo que se conoce en la historia contemporánea como La Guerra Fría. Consecuencia de ello fueron varios conflictos regionales; la Guerra de Corea (1950-1953), la Crisis de los Misiles en Cuba (1962), la Guerra de Vietnam (1955-1975), la Guerra de Afganistán (1978-1992). No obstante, la caída del Muro de Berlín en 1989 y la crisis interna de la Unión Soviética generó un embate político que culminó con su disolución en 1991.
La transición política de la Unión Soviética hacia la Federación Rusa inició con las políticas de renovación económica y sociopolítica (Perestroika y Glasnost) del último presidente soviético, Mijail Gorvachov. Tras la disolución, el primer Jefe de Estado de la Federación Rusa fue Boris Yeltsin (1991-1999), a este le siguieron los mandatos de Vladimir Putin (1999-2008), Dmitri Medvédev (2008-2012) y Vladimir Putin [segundo mandato] desde 2012 hasta la actualidad. Desde su creación, la Federación Rusa ha pugnado por reposicionarse en la economía mundial a partir de una agenda capitalista que hace énfasis en su nacionalismo.
Ahora bien, ¿Qué pasa con Ucrania? Este país ha estado ligado histórica y políticamente a Rusia desde hace ya varios siglos. Formó parte de la Unión Soviética y por lo tanto a la disolución de esta inició un proceso de independencia y reacomodo político que aun continua. Si bien no se trata de justificar la invasión de Rusia a este país, tampoco se trata de ignorar las consecuencias y los intereses que se pusieron en juego en el ajedrez político, militar y económico a raíz de la escalada de la OTAN a territorio cercano de Rusia, algo al respecto mencioné en un nota publicada en este portal el pasado 31 de enero.
De ninguna manera es aceptable aprobar una escalada miliar, mucho menos cuando nuestro planeta aún se encuentra en franca recuperación por esta pandemia que tiene asolada la economía y a la sociedad mundial desde hace dos años. Pero el ignorar el trasfondo en los aspectos político económico y sobre todo desentenderse de la historia implica una gran irresponsabilidad de algunos medios de comunicación y personajes en concreto.
Pre suponer como héroe e inspiración global a Volodimír Zelensky presidente de Ucrania, quién llegó al poder producto del marketing televisivo y de la enajenación social de su país, sería tanto como en un universo paralelo volver a darle poder en México a Televisa y TvAzteca para imponer candidatos y presidentes como lo que hicieron con el ex presidente Peña Nieto. El ensalzamiento nivel dios de Zelensky solo lo pueden hacer desequilibrados y obcecados con poco criterio, sí Gabriel Quadri ¡Te hablo a ti!
Se habla mucho en medios occidentales sobre las atrocidades que está acometiendo el ejército ruso en Ucrania, en su empeño por controlar y reconocer a las regiones de Donest y Lugansk como países independientes, pero se dice poco sobre aquella cúpula que llevo al poder a tan cómico personaje ucraniano. El Batallón Azov, grupo neo nazi de extrema derecha que desde hace varios y aun con más fuerza durante el mandato de Zelensky ha intentado controlar por la fuerza a estas regiones en las que en su mayoría los habitantes son de ascendencia judía y ruso parlante.
Cabe decir que en una guerra los grandes ganadores generalmente no se manchan las manos, sea cual fuere su causa. Cuando una sociedad, un país o un individuo recurren al papel de las armas y de la violencia, significa en extremo que el puente de diálogo nos ha superado y que la fuerza de la razón nos ha regresado a los instintos más primitivos sin importar cuantos libros, premios o avance en la ciencia y en la medicina se tengan como pueblo o nación.
Al final la mancha de sangre no solo la tendrán a cuestas los gobiernos Rusia y Ucrania, por orillar a su pueblo a tremendo conflicto, sino aquellos que hipócritas se esconden en los medios reviviendo viejos discursos hollywoodenses para sacar partido de las vidas humanas; y sí, me refiero a las concubinas institucionales de Estados Unidos, la ONU, El Banco Mundial y La OTAN.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.