Ráfagas: Voracidad panalista
Columnistas de distintos medios revelaron en sus entregas del día de ayer que, en su comparecencia ante el Senado de la República, el fiscal general reconoció que fue espiado desde Palacio.
Además, según los propios columnistas, Alejandro Gertz Manero también les dijo a los senadores que el espionaje alcanza a todas las instituciones, incluido el Poder Legislativo
Pero fue más allá cuando les advirtió que, en su momento, ellos mismos descubrirían de dónde vienen “los pinchazos” a las líneas telefónicas.
Se sabe, de igual manera, que muy pronto podrían aparecer los clásicos “chivos expiatorios”, ya que al descubrir “la caja de Pandora” del espionaje telefónico desde Palacio, resulta urgente deslindar al propio presidente y a sus hombres más cercanos.
Sin embargo, las revelaciones del espionaje montado desde Palacio no son ninguna novedad.
¿Por qué?
Porque en el Itinerario Político del pasado 9 de marzo, titulado: “No es fiscal general, es criminal confeso”, adelantamos precisamente que el “fisgoneo” contra Gertz Manero salió de Palacio.
Así lo dije en aquella entrega: “Una fuente confiable del primer círculo presidencial le dijo a Itinerario Político que las escuchas difundidas de manera anónima en redes, en las que el Fiscal confiesa violaciones constitucionales, fueron obtenidas del aparato de espionaje que opera desde Palacio.
“Así lo explicó la fuente: “Aquí en Palacio ordenaron espiar a todos; los gabinetes Legal y Ampliado; presidentes del Congreso y La Corte; consejeros del INE, a todos los gobernadores, a los dueños de medios, empresarios y hasta tu teléfono está intervenido y tus conversaciones clasificadas, como las de todos los críticos”, dijo la fuente que ha sido confiable por años.
“Más aún, explicó que el enojo del presidente por los excesos de Gertz Manero y su ambición sin freno llegó al propio gabinete, en donde secretarios de Estado se quejaron de que el Fiscal atropella y viola la Constitución “con el ariete de que por orden presidencial debemos hacer esto y aquello… la mayoría de las veces violaciones constitucionales”, dijo la fuente.
“Pero también en Palacio conocen el talante vengativo y rencoroso de Gertz Manero y, por eso, “prepararon un expediente con todas sus linduras”, porque saben que, para defenderse, el Fiscal también recopiló pruebas de las ordenes que recibió del presidente para violar la ley”.
“En pocas palabras, resulta que hasta López teme una venganza de quien nada tiene de Fiscal y mucho de delincuente confeso”. (Fin de la cita)
Lo que no dijo el fiscal general, sin embargo, es que en todo gobierno autoritario –como el de López Obrador–, no se mueve una sola hoja del árbol gubernamental sin la autorización del jefe máximo.
Es decir, que en el gobierno de Obrador todos saben que el espionaje telefónico fue ordenado por el propio presidente; sea contra Gertz Manero, contra el defenestrado Julio Scherer Ibarra, la senadora Olga Sánchez Cordero y todo el gabinete; además de gobernadores, empresarios, líderes sociales y, sin duda periodistas.
Pero el escándalo no termina ahí.
¿Por qué?
Porque resulta que es tal la agitación de “las aguas negras” de Palacio –y son tales las peleas intramuros–, que en cualquier momento podría aparecer “la puntilla” contra el fiscal general.
Sí, resulta que la misma fuerte de Palacio contactó de nuevo a Itinerario Político para explicar que el espionaje ordenado por López Obrador no solo se lleva a cabo mediante “pinchazos” a las líneas telefónicas.
No, en realidad la vigilancia ilegal incluye el ojo indiscreto de drones que siguen a sus domicilios y en la privacidad más íntima a políticos, mujeres y hombres de empresa, gobernantes y, sin duda periodistas.
Y la mejor evidencia del tamaño del espionaje y del peso que ejercen los ilegales ojos y oídos gubernamentales, es el impensable sometimiento de voluntades a favor de las ocurrencias y los deseos del presidente.
En efecto, todos hemos visto la docilidad que –de manera repentina y muchas veces inexplicable–, muestran empresarios mediáticos y opositores del PRI, PAN y PRD a favor de las caprichosas ordenes presidenciales.
¿Qué pasa, por ejemplo, cuando en las cámaras del Congreso, tanto senadores como diputados de oposición se abstienen o se ausentan ante tal o cual votación, para favorecer al partido oficial y, con ello, cumplir con los dictados de Palacio?
Está claro que tanto senadoras como senadores; tanto diputadas como diputados –y políticos en general–, son víctimas de los chantajes desde el poder presidencial; la misma práctica del chantajes que reveló el propio consejero jurídico, hoy caído en desgracia, Julio Scherer Ibarra.
De esa manera, en el gobierno de AMLO parece práctica cotidiana el “chantaje mafioso” desde Palacio para hacer realidad todo aquello que ordena “la nueva mafia del poder”.
Y también gracias a esas poderosas fuerzas que agitan los meandros y las cañerías pestilentes de Palacio, el fiscal general recibirá muy pronto dos nuevos golpes que pudieran ser definitivos.
El primero es el amparo “liso y llano” que otorgarán una mayoría de ministros de la Suprema Corte a Laura Morán, ex cuñada de Gertz Manero y la hija de ésta, Alejandra Cuevas.
Y es que, como todos saben, el ministro Alfredo Ortiz Mena –alineado a Palacio–, presentó un proyecto que propone la liberación inmediata de Alejandra Cuevas y la cancelación de toda acción penal contra Laura Morán, mujeres perseguidas, extorsionadas y chantajeadas por el fiscal general.
Y el segundo golpe vendrá también del Poder Judicial y es un mandamiento legal para que Gertz Manero saque las manos de la Universidad de las Américas, de donde habría canalizado montos millonarios de dinero a sus cuentas personales.
Lo cierto es que, como aquí lo hemos dicho en las últimas semanas, se cierra el círculo para la caída del fiscal general, Gertz Manero.
Al tiempo.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.