Ráfagas: ¿Malos manejos en la Comisión de Búsqueda de Personas?
La zanahoria que desde Palacio pretende López Obrador que hoy se traguen los mexicanos es la del “golpe final” al INE y al Tribunal Electoral.
Y es que, como saben, el martes 29 de marzo, el mandatario anunció que enviaría al Congreso una agresiva reforma al sistema electoral mexicano, con el cuento de que sería un cambio “para fortalecer la democracia”.
Está claro que no es la primera ocasión que anuncia sus intenciones de destruir al INE y al Tribunal Electoral.
Por ejemplo, el 19 de junio de 2019 dijo que primero se llevaría a cabo la Revocación de Mandato y luego los cambios al INE.
Es decir, que desde hace casi dos años López Obrador prepara esas gemelas perversas que son la supuesta Ratificación de Mandato y la posterior destrucción del INE, como lo conocemos hoy.
Por eso, el pasado martes, un presidente enojado con las máximas instancias electorales que cuestionaron su ilegal propaganda a favor de la Revocación, volvió a la amenaza de destruir el INE y el Tribunal Electoral, cuyos consejeros y magistrados serían electos por voto popular.
Y la razón de tal disparate es que, según López, de esa forma el árbitro electoral estará en manos del pueblo y las elecciones las harían los ciudadanos.
Pero la mentira detrás de esa manzana podrida es que los aspirantes a ocupar un lugar en el INE y el TFEPJ, serán propuestos por el gobierno, el mismo que calificará la elección.
Es decir, López amenaza con volver al viejo sistema electoral que manipulaba las elecciones desde el poder presidencial.
Lo cierto es que los arrebatos de Palacio en torno a la democracia electoral más bien parecen otro distractor para que los ciudadanos no analicen los verdaderos escándalos que a diario ridiculizan a Obrador, como el más reciente “apretón de tuercas” enviado desde La Casa Blanca a Palacio.
¿Y cuál es el nuevo “apretón de tuercas”?
Poca cosa, que según el ex fiscal general estadounidense, William Barr, el llamado “culiacanazo” del 17 de octubre de 2019 en Sinaloa, no fue otra cosa que el encubrimiento desde el poder presidencial mexicano al jefe real del Cártel de Sinaloa, Ovidio Guzmán, motejado como “El Chapito”.
Casi de manera simultánea a que el mandatario mexicano aseguró que en nuestro país existe paz y que la violencia está focalizada, en entrevista para la cadena Fox News, el que fuera Fiscal del gobierno de Trump, no sólo confirmó que la DEA iba por el hijo de “El Chapo” Guzmán aquel 17 de octubre de 2019, sino que cuestionó severamente la estrategia de “abrazos y no balazos” de López Obrador.
Así lo dijo: “los cárteles pueden corromper a quien quieran allá (en México) y tienen ejércitos, literalmente, que aumentan sus fuerzas paramilitares… y lo que siempre me ha preocupado es que el gobierno mexicano vaya a compartir la soberanía con los cárteles mexicanos y no tenemos control sobre ese territorio y ahora hemos perdido el control de la frontera”.
Finalmente cuestionó los “abrazos y no balazos” de manera burlona: “este presidente (López Obrador) que cree en los abrazos y no en las balas y está perdiendo… ha perdido el control del país, en mi opinión, y los cárteles tienen decenas de millones de dólares para corromper a quien quieran allá”. (Fin de la cita)
En pocas palabras, mientras que por todos los medios La Casa Blanca acusa el avance incontenible del crimen organizado en México –cárteles que lo corrompen todo–, en el presidente mexicano presume de una seguridad inexistente y amenaza con la destrucción de la niña democracia mexicana.
Por eso, si tiene plumas de pato, patas de pato y grazna como pato, tenemos derecho a suponer que se trata de un pato.
Es decir, que en la pretendida reforma electoral, en realidad asistimos a un nuevo montaje para que los mexicanos se preocupen por las ocurrencias de Palacio, mientras que los grandes problemas, como la inseguridad y la violencia, son ignorados.
Pero tampoco es novedad que el gobierno de AMLO orquestó un grosero montaje en el caso del llamado “culiacanazo”, con la finalidad de garantizar su alianza con el Cártel de “El Chapo”, por un lado y de justificar ante el gobierno de Trump la impunidad oficial a favor de “El Chapito”.
¿Qué fue lo que ocurrió en el “Culiacanazo”, más allá de las versiones contradictorias de Obrador y de Alfonso Durazo, entonces titular de Seguridad Pública Federal?
La comedia quedó exhibida en el Itinerario Político del 21 de octubre de 2019 –horas después del “culiacanazo”– titulado “Fue montaje el del “Chapito” en Culiacán”.
A continuación un fragmento de aquella entrega:
“¿Por qué se puede decir que “El culiacanazo” fue un montaje?
“Porque sólo de esa manera –con un teatro de supuestas fallas castrenses y de una presunta rebelión del narco–, se podía justificar que el gobierno de Obrador se hubiese negado a entregar al hijo de “El Chapo”, al gobierno de Trump.
“Es decir, que el gobierno mexicano montó un teatro espectacular para no traicionar a su aliado, Joaquín “El Chapo” Guzmán –y a toda su familia–, quienes habrían financiado la campaña presidencial de López y, al mismo tiempo, para justificar ante el gobierno de Trump, que AMLO no cumplió con una solicitud de captura de “El Chapito”, con fines de Extradición.
“Así, el “teatro de Estado” motejado como “Culiacanazo”, permitió “matar dos pájaros con una pedrada”; respetar la alianza entre AMLO y “El Chapo” y, al mismo tiempo, no entregar al gobierno de Trump a “El Chapito”.
“Pero el “Montaje de Estado” tiene aún más sentido si recordamos que ese 21 de octubre de 2019 también revelamos que fuerzas castrenses mexicanas localizaron a “El Chapito”, gracias a que la DEA proporcionó al gobierno mexicano todas las coordenadas de su ubicación.
“Y si existen dudas, va una breve reconstrucción de hechos.
“1.- El gobierno de Trump hizo llegar a México una solicitud de captura de “El Chapito”, con fines de extradición.
“2.- Por eso, a través de la DEA, el gobierno de Trump entregó al de México las coordenadas para capturar a “El Chapito”.
“3.- No es novedad que existe una “deuda de honor” del candidato López Obrador, ante “El Chapo”, cuyo dinero financió la campaña presidencial.
“4.- Y para cumplir “con Dios y con el Diablo”, –Con “El Chapo” y con Trump–, el gobierno mexicano se lanzó a la captura de “El Chapito”, utilizando las coordenadas que le entregó la DEA y, una vez detenido, se puso en marcha el teatro de una supuesta “revuelta narca” en Culiacán, para justificar la liberación y la retirada de las fuerzas castrenses.
“Y el engaño fue tan exitoso, que hasta Trump ofreció ayuda militar para atrapar a la familia de “El Chapo”, ante la supuesta rebelión.
“Pero AMLO puede engañar a muchos, como Trump, por mucho tiempo, pero ya no engaña a los mexicanos.
“Sólo falta saber por qué el presidente Obrador cambió su propia versión, a pesar del desprestigio descomunal que está pagando.
“La respuesta, sin embargo, la conoceremos pronto y vendrá allende el Rio Bravo . Al tiempo”. (Fin de la cita)
Y el tiempo nos dio la razón.
Pero lo más preocupante es que día a día, el gobierno de Biden ejerce mayor presión sobre el gobierno de López Obrador. Y la liga suele romperse en algún momento.
Al tiempo.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.