(W) Ecos Sindicales: Operación Panal
El nombre de Francisco Mógica Mógica, quedará grabado para la posteridad en la biblioteca de la primaria “Benito Juárez” del centro de Huejutla, como un reconocimiento a la trayectoria y el aporte que ha hecho este abogado y profesor, desde su juventud hasta ahora que ha superado las nueve décadas de vida y sigue dando lecciones de historia y de vida a muchas generaciones.
Su charla siempre se convierte en una lección; hablar con él sobre la historia, es como transportarse al lugar mismo de los acontecimientos, pues su brillante memoria, permite conocer detalles y casi mentalmente trasladarse al lugar que reseña y ver a los personajes que describe con tanta claridad.
El próximo 4 de octubre, día de San Francisco, cumplirá 93 años de vida y no pierde su jovialidad ni la lucidez de su pensamiento y su memoria, que para muchas generaciones se ha convertido en una especie de biblioteca andante, de la que cada día se abreva y se conoce de la historia de la región huasteca.
Su abuelo, Ignacio Ugalde Bravo, fue un revolucionario, cuyo nombre hoy lleva una céntrica calle de Huejuta, además del CECyTEH de esa localidad.
Francisco Mógica, introdujo la primera línea de transporte público en el municipio, fue profesor de historia durante 44 años, donó el terreno para la instalación de las oficinas de Teléfonos de México (Telmex) cuando la empresa era del Estado. Por cierto, Huejutla aún depende de la central de Telmex ubicada en Tantoyuca, Veracruz con el número de lada 789.
Fue el fundador en la región huasteca del Frente Juvenil Revolucionario (FJR) y es un militante convencido del Partido Revolucionario Institucional (PRI), es el cronista del municipio, delegado de la colonia centro y se recuerda su férrea lucha contra autoridades del INBAH y eclesiásticas por los trabajos de “remodelación” de la majestuosa catedral ubicada en el centro de Huejutla.
Dice Salomón Hernández: “para hablar del abogado Mógica, nos tomaría semanas o para escribir de su vida haríamos un libro”.
El “abogado Mógica” es sobreviviente del huracán Diana que azotó a la región en 1990, y gracias a que lo rescató Jorge Luis López del Castillo, salvó la vida, que hoy sus hijos protegen celosamente y por eso lo han llevado a sortear la pandemia del Covid, en Tampico, Tamaulipas.
Hoy estuvo en Huejula, para recibir el reconocimiento de las autoridades educativas y para atestiguar la colocación de su nombre en la biblioteca de la primaria “Benito Juárez”, como un homenaje por ser todo un personaje de la huasteca hidalguense.
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