
Ráfagas: Frente de alcaldes contra Gil Borja
Al estar inmersos en campañas electorales estamos rodeados de diversos elementos de comunicación política, sin embargo, pocos de ellos llaman nuestra atención de manera contundente.
Todos los días vemos espectaculares, comerciales o publicaciones en redes sociales de quienes buscan la gubernatura. A pesar de la buena construcción de los mensajes no todos son bien recibidos, sobre todo porque la gente no quiere saber o no le interesa el producto (política, partidos, candidatos).
Ese ha sido parte del éxito de Andrés Manuel López Obrador el poder construir una adecuada comunicación política que lo lleva a fijar una agenda pública. Aliados y detractores continuamente reaccionan a lo que dice, quizá por ello se menciona que el Presidente todo el tiempo está en campaña. Cuestión que todo político debería hacer.
Al estar en campaña permanente se busca conectar con la ciudadanía para que conozcan lo que su representante hace, con la finalidad de darles certeza del desempeño y reafirmar la confianza.
La gente tiene una percepción de que no se trabaja en la administración pública, que solo se va por un salario o a “robar”, discurso construido y arraigado por años. La comunicación política de quienes ocupan o han ostentado cargos públicos no ha podido superar o modificar esta idea.
Por ejemplo, aunque cada sesión se proponen iniciativas y aprueban dictámenes en el Congreso (local y federal), el no poder comunicar en qué beneficia o el impacto del trabajo de Diputadas y Diputados, lleva a la ciudadanía a continuar con este discurso. Fortaleciéndose al no ser visible directamente el trabajo legislativo y tener la idea de que tienen una función de gestión que no existe formalmente entre sus atribuciones legales. Además la productividad de algunos representantes acentúa y fortalece la idea.
Con los diversos gobiernos de todos los niveles pasa lo mismo, aunque se tengan planes y programas de apoyo o con objetivos específicos bien armados, acciones concretas o continuas, la desinformación lleva a la población a la misma idea.
Cambiar las ideas arraigadas es difícil, más el trabajo constante y de calidad pero sobre todo su correcta comunicación podrían hacerlo, beneficiando a ciudadanos y representantes. Ojalá todos los servidores públicos estén en una constante campaña pues en esos momentos son cercanos, proponen y buscan el apoyo y confianza de las gente.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.