(W) Ecos Sindicales: Operación Panal
INDICADOR POLÍTICO
El mitin de Morena el domingo 12 de junio en el Estado de México marcó la segunda etapa del proceso de sucesión presidencial de Palacio Nacional. Ahí los mensajes fueron tres: operación directa por el presidente de la República, continuidad personal/de proyecto/de grupo y reglas del juego conocidas del viejo régimen priista.
Cuando Manuel Camacho Solís acudió a Los Pinos a preguntarle al presidente Salinas de Gortari por qué había escogido a Luis Donaldo Colosio y no a él, la escena debió recordar el final de El Padrino, cuando Michael Corleone, con el poder absoluto de su familia criminal, le dijo a su esposa que por única vez le iba a permitir una pregunta sobre sus decisiones.
Salinas le explicó a Camacho que su forma de ser, de operar, de pensar y de tener un proyecto diferente al salinista lo había aislado en el gabinete y que la sucesión debería garantizar el proyecto y el grupo.
El senador morenista Ricardo Monreal Avila, forjado en el PRI y de paso por el PT, ha construido un estilo personal de hacer política diferente al del presidente de la República. Y como el proceso de sucesión es una decisión presidencialista, a Monreal le llegó –y lo está rebasando– el gran momento de decisión de su futuro político: ajustarse a las reglas del juego que había aceptado cuando sacrificó su candidatura al Gobierno capitalino y se fue al Senado o caminar su propia opción fuera de los carriles de Morena.
Monreal se encuentra en el territorio de definiciones estratégicas, en el dilema planteado por Isaac Deutscher en el caso de Trotsky: ser un hereje o crítico del grupo político al que pertenece o asumir la condición de renegado fuera de los espacios morenistas. El primero le permitiría una renegociación de espacios a futuro y el segundo lo obligaría a buscar nuevos caminos.
Bajo amenazas de desprestigios, Camacho aceptó las reglas del juego, reconoció a regañadientes la candidatura de Colosio, se fue negociar la paz a Chiapas y pactó con Colosio la Secretaría de Gobernación para cumplir su sueño de una reforma política del sistema priista. El asesinato de Colosio justo al día siguiente de conocerse el acuerdo político Colosio-Camacho, obligó al comisionado de la paz a pasar a la oposición.
Monreal tiene todo el derecho de explorar sus posibilidades por la candidatura presidencial, pero tendrá que romper las reglas del juego político que había aceptado al incorporarse al grupo lopezobradorista. En este sentido, le llegó la hora de la decisión estratégica: buscar la candidatura presidencial fuera de Morena, con una propuesta diferente a la 4ª-T y construyendo un nuevo bloque político, toda vez que su funcionalidad cuatroteísta le cerró las puertas de las candidaturas de la alianza opositora Va por México que controla la Coparmex y el empresario ultraderechista Claudio X. González y de Movimiento Ciudadano de Dante Delgado Rannauro en modo antilopezobradorista.
Felipe Calderón Hinojosa renunció el 1 de agosto de 2004 al cargo de secretario de Energía del gabinete de Vicente Fox para buscar por la libre la candidatura presidencial del PAN, teniendo a su favor las reglas panistas que señalaban la candidatura presidencial como producto de la votación de la militancia y fuera del modelo priista del dedazo.
Monreal no puede seguir en el espacio pantanoso de dirigir las decisiones del Senado a favor del proyecto del presidente López Obrador y tener que enfrentarlo por su mecanismo cerrado de sucesión presidencial, ni tampoco tendrá credibilidad para seguir militando en Morena y defendiendo las banderas de la continuidad de la 4ª-T que López Obrador ya definió en las precandidaturas de Claudia Sheinbaum Pardo, Marcelo Ebrard Casaubón y Adán Augusto López Hernández, ninguno de los cuales tendrá espacio para pasarse como candidato de oposición si acaso el dedo de oro no los beneficia.
En 1998 Monreal abandonó el PRI porque el presidente Zedillo le negó la candidatura presidencial priista a la gubernatura de Zacatecas y quemó sus naves para encabezar una propuesta de un partido que venía ya en declinación y que justo en ese momento estaba dirigido por Andrés Manuel López Obrador.
Luego de ver las puertas cerradas en el proceso sucesorio del PRI de 1988, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano aceptó la candidatura adelantada del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana y en automático abandonó al PRI.
En este escenario, Monreal ya debió de haber anunciado su decisión estratégica sobre su precandidatura presidencial fuera de Morena porque está pagando los costos políticos de desprestigio por esperar un milagro de la candidatura lopezobradorista.
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