Radar Político: Parra, se adorna…
Twitter: @OswaldoRamirezG
<<Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa>>
Montesquieu (1689-1755) Político francés.
Simplemente brutal y revelador. No hay otra forma de describir el estreno del pasado 25 de agosto en la plataforma de Netflix. “El Caso Cassez-Vallarta. Una novela criminal.” Se trata de una serie documental de cinco capítulos en la que se narra el caso que estremeció a la justicia mexicana y que implica a una ciudadana de origen francés y una familia mexicana como supuestos artífices y miembros de una banda de secuestradores.
La serie es una dura crítica que expone a la injusticia del Poder Judicial mexicano y evidencia la corrupción y los vicios más oscuros del empresariado y los medios de comunicación. Este documental se basa en el libro del periodista Jorge Volpi “Una novela criminal” (Alfaguara, 2018).
Para hablar de las impresiones y el análisis de esta serie me es irremediable inevitable no remitirme a la historia política más reciente. Allá por los dos miles a inicios de este milenio, cuando se creía que el cambio llegaría de la mano de un ex presidente, ex gerente de la Coca Cola y ahora uno de los más obcecados detractores del sexenio actual, Vicente Fox Quezada (PAN) y al empoderamiento parcial de su partido durante dos sexenios. Los dimes y diretes que durante doce años simularon y acrecentaron los problemas de los que acaecemos el día de hoy; delincuencia organizada y corrupción del sistema jurídico a más no poder.
El documental hace un recorrido cronológico de ida y vuelta de veintidós años pasando por los sexenios panistas, el priísta y la época actual. La descripción de los actores y protagonistas es minuciosa, y logra sensibilizar a propios y extraños. En el contenido total los capítulos describen las contradicciones sobre el caso y aderezan con recreaciones parciales y entrevistas a personajes clave entre ellos Florence Cassez, Carlos Loret de Mola, miembros familiares de Israel Vallarta, los ex presidentes Felipe Calderón (México) y Nicolás Sarkosy (Francia) y el empresario judío Eduardo Margolis, entre otros.
Se evidencia lo que el 99% de los mexicanos ya sabemos; que la justicia es selectiva, que la desigualdad y apariencia es crucial para inculpar a quien se deje y que como lo señala Sebastien Cassez, hermano de Florence “Con dinero baila el perro.” Ello además de la clara manipulación que ejerció en el caso el ex Secretario de Seguridad Pública el “súperpolicía” Genaro García Luna, actualmente recluido en Estados Unidos.
Se expone el papel que jugaron los medios de comunicación televisiva y cómo las principales cadenas de medios en particular TELEVISA y sus “periodistas” intentan redimirse y lavarse las manos, y si me refiero a Loretitou (Carlos Loret de Mola). No cabe duda después de ver esta serie que se trató de un montaje en la escena de captura pero nos dejan preguntas por revolver ¿Quién dirigió a quién? ¿TELEVISA a la Secretaria de Seguridad Pública o viceversa?
En el entramado periodístico observamos también la lucha de poder bilateral que se libró entre los gobiernos de Francia y México y como cada uno de estos más allá de los intereses de aplicación de justicia quisieron sacar ventaja política. Sin lugar a dudas la evidencia de que el poder detrás de Felipe Calderón lo detenta García Luna, sale a la luz y refleja que el ex mandatario panista además de obcecado es torpe y manipulable (algo que sobradamente el día de hoy ya sabemos).
Una impartición de justicia improcedente y estancada por los vicios del sistema está presente a lo largo de cada capítulo y nos deja como elementos relativamente “nuevos” que se trató también de una venganza entre empresarios en la que el poder judicial, los medios de comunicación y la lucha bilateral entre ambos países (México y Francia) fueron elementos que contribuyeron al escándalo y finalmente a la liberación de Florence.
Finalmente la parte bilateral de este caso se encuentra librada al día de hoy, pero nos queda el enrarecido sabor de boca en el que un Israel Vallarta lleva diecisiete años en la cárcel en calidad de prisión preventiva, debido a que los vicios del sistema judicial aun el día de hoy no le alcanzan para que se compruebe su inocencia. Todo apunta a que la fabricación del caso así como de la banda de secuestradores “Los Zodiaco” a la que presuntamente perteneció gran parte de la familia Vallarta, fue un montaje para demostrar la eficiencia policiaca de la extinta Agencia Federal de Investigación (AFI).
Así se las gastaban estos blanquiazules que ahora se dan sus baños de pureza y se desgarran las vestiduras cínicamente a cada paso que da la 4T. En fin, no diré más y si tiene tiempo juzgue usted mismo y no deje de mirar este documental.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.