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INDICADOR POLÍTICO
La estrategia de seguridad está quedando atrapada entre los intereses presidenciales para consolidar la línea estratégica de seguridad interior a través de las Fuerzas Armadas y la politización de las reformas que está haciendo el líder senatorial morenista Ricardo Monreal Avila para fortalecer su posición política rumbo a una candidatura autónoma a la presidencia.
El mismo día en que el presidente de la República reveló que la iniciativa de extender cuatro años más la presencia de las Fuerzas Armadas en seguridad pública por la crisis de seguridad interior, Monreal estaba construyendo una alianza entre todos los sectores sociales y políticos para enmendar la estrategia de López Obrador.
La propuesta de Montreal para armar un gran consenso nacional implicaría algún tipo de congreso o seminario de muchos meses entre todas las fuerzas para recibir iniciativas y dar a luz a una nueva propuesta de reforma constitucional en el Congreso. La sola realización de estas reuniones plurales excluiría la prioridad presidencial y le quitaría a Palacio Nacional el control de la seguridad, además de dar por terminada la Estrategia Nacional de Seguridad Pública del presidente López Obrador y definir una nueva.
Monreal no está inventando el hilo negro, si no solo está copiando –sin pagar derechos de autor– el Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad que negoció en 2008 el presidente Felipe Calderón como consecuencia de las protestas sociales por el asesinato del joven Alejandro Martí. El documento del Acuerdo fue publicado el 25 de agosto de 2008 en el Diario Oficial de la Federación — https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5057719&fecha=25/08/2008#gsc.tab=0– y operado en su diseño e implementación nada menos que por Genaro García Luna, entonces secretario de Seguridad Pública y hoy encarcelado en Estados Unidos acusado de proteger al crimen organizado y recibir sobornos del narco.
Como quiere hacer Monreal hoy, en 2008 el presidente Calderón reunió a todos los sectores sociales, políticos y civiles para diseñar un programa integral de reformas a la seguridad, la justicia y la legalidad y definió 74 propuestas muy concretas con fechas perentorias de cumplimiento. Sin embargo, luego de una explotación mediática del documento, el Acuerdo quedó en el olvido, aunque algunas de sus propuestas que ya venían siendo señaladas simplemente siguieron su rutina, cumplieron algunos plazos y no sirvieron para combatir la inseguridad.
En el documento que distribuyó para explicar su iniciativa, el senador Monreal se potenció como la figura política para articular las reuniones y el consenso y comenzó negociaciones con los partidos políticos de la oposición para convencerlos a votar por las reformas que se centrarían en un solo punto: la extensión de la autorización para que las Fuerzas Armadas regulares sigan participando en actividades de seguridad pública hasta el 2028, para darle cuatro años adicionales a los cinco originales a la construcción, profesionalización y funcionamiento completo de la Guardia Nacional.
Sin embargo, la estrategia de seguridad del presidente López Obrador es uno de los ejes rectores de su administración se sustenta en el criterio verticalista de fortalecer a toda costa a la Guardia Nacional y de las Fuerzas Armadas, sin dedicarle atención o recursos a otras áreas de la seguridad como la reorganización urgente y exigida de las policías estatales y el fincamiento de responsabilidades a gobernadores y alcaldes para cumplir con sus tareas de seguridad en delitos del fuero común.
La captura de la estrategia federal de seguridad por parte del senador Monreal forma parte de un mecanismo político para reactivar su figura personal como presunto precandidato presidencial fuera de Morena y en busca de meterse en las elecciones de junio de 2018 como candidato de alguna coalición de partidos o hasta como candidato ciudadano independiente.
La politización del proceso para evitar que las Fuerzas Armadas terminen su participación en seguridad en 2024 en nada va a ayudar al fortalecimiento de la estrategia presidencial de la seguridad pública y sí dispersará la cohesión social y política que es necesaria para relanzar los objetivos de pacificación.
La propuesta del senador Monreal tardaría instrumentarse en alrededor de un año y de modo natural se montaría en los tiempos políticos de la elección presidencial de 2024, al grado de poderla convertir casi en una bandera de su propia candidatura.
Monreal no descubrió el hilo negro, sino solo reescribió el modelo de Felipe Calderón de 2008 para un Acuerdo totalizador imposible de cumplir.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.