(W) Ecos Sindicales: Operación Panal
(Tercera Parte)
“El modo en que se entienda qué significa construir ciudadanía depende de dónde cada uno se posicione” – Michel Foucault (2006)
… entonces la idea es romper el círculo no virtuoso expresado en la entrega anterior; por tanto es indispensable reflexionar sobre conceptos que hoy en día retoman una gran relevancia, sobre todo, por la gran oleada global en que se han posicionado: la libertad, la igualdad y la participación.
Si bien la libertad y la igualdad son preceptos que se fraguan como las puntas de lanza de la revolución francesa, junto con la fraternidad, es cierto que el concepto de libertad se ha transformado y ha evolucionado de una posición del derecho de las personas a no ser esclavos y tener la posibilidad de elegir su propia forma de vida, hoy en día este concepto abarca otros conceptos como la expresión, decisión democrática y política e incluso a la libre decisión de participar o no en la toma de decisiones sobre los asuntos públicos.
Esto nos conduce al siguiente punto; la igualdad. En este caso debemos reconocer que el sabernos como iguales en relación al resto de las personas que conforman nuestro espacio social es un gran logro de las sociedades evolucionadas, igualmente es esencial reconocer que aún existen grandes desafíos en este sentido, ya que, la libertad significa ensanchar los marcos de acción de los individuos en espacios no controlados por los poderes públicos o privados y por tanto estos derechos están estrechamente vinculados con la generación de mecanismos de solidaridad social que busquen una solución viable a la tensión que se ha generado entre el estatus igualitario desde la óptica social, política y económica y las desigualdades en las condiciones de la vida de las personas. Hoy la igualdad ya no solo significa una pretensión ideológica de sabernos iguales si no de realmente recibir tratos igualitarios a pesar de las brechas que desafortunadamente existen, y que son una tarea pendiente que debe ser atendida por el binomio sociedad-instituciones.
Por otra parte tenemos que la participación requiere de libertad e igualdad, en primer lugar por que un individuo no libre no es capaz de ejercer su derecho a participar de manera activa en su entorno social y; si no recibe un trato igualitario y será discriminado en dicho entorno, coartando así su derecho a la participación. Entonces la participación sólo es posible cuando dichos elementos se amalgaman y configuran a los individuos libres, iguales y participativos.
Por tanto, para romper este círculo no virtuoso es preciso reconocernos como individuos libres, que solidariamente nos consideramos iguales y que, además, estamos ciertos que sólo con la participación activa en la solución de los desafíos sociales es que podremos construir ciudadanía. Los grupos de personas apáticas, poco comprometidas, poco solidarias, que manifiestan abiertamente, aceptan e impulsan las diferencias sociales, no pueden, de ninguna forma, ser considerados grupos que caminan hacia una sociedad en donde la construcción de ciudadanía no sólo es un concepto, si no un desafío permanente, una aspiración continua que sólo será posible si estamos seguros del espacio que ocupamos en la sociedad: o somos parte del problema o somos parte de la solución.
Nos saludamos en la próxima.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.