Ráfagas: ¿Malos manejos en la Comisión de Búsqueda de Personas?
Twitter: @OswaldoRamirezG
Este festejo es resultado del sincretismo creado por la conquista y colonización española de nuestro continente; a la fecha las variantes regionales han hecho de dicha actividad una fiesta de colores y tradiciones propias en toda América Latina y el mundo, mismas que son la antesala para la temporada de guarda que comienza con el miércoles de ceniza y culmina con la Semana Santa, conmemoración netamente de carácter religioso cristiano occidental. Uno de los personajes alegóricos y más populares de esta celebración es el denominado “Rey Feo”, que hoy en día se nombra también como “Rey de la Alegría” y cuyo origen se remonta al año de 1926. Su representación satiriza la parte opuesta a la de una reina de belleza (femenina), y representa a un personaje bailador, bribón y dicharachero que por lo general se le mencionaba por su apodo seguido de las siglas de “Su Horrible Majestad” (SHM). Las connotaciones latinoamericanas lo han vuelto un personaje festivo con atributos excesivos u apariencia burda. Sin embargo, en su carácter original estrictamente europeo (España, Francia, Italia y Alemania), le suelen agregar atavíos ostentosos y joyas que denoten la posición alta en el estatus social, una manera de recordar inconscientemente las banalidades de este mundo.
Ahora bien, para quien piense que voy a enfocarme en reseñar la historia de los carnavales, lamento decepcionarlos. Esta vez me he servido de este párrafo como introducción y del título mañoso del encabezado para presentarles al personaje que ha cavado profundo su destino esta semana y precisamente como ironía de su vida en un martes de carnaval:
Os Presento a “Su Horrible Majestad, Metralleta I”, alias Genaro García Luna
Tamaño personaje no está salido ni de la ficción de la web ni de las tv novelas, por mucho que se el se hizo una representación como “Don Sol” en una narco serie de Netflix. Los relatos que de él se cuentan en la ficción no se acercan ni a lo mínimo sobre la crudeza y podredumbre de tan infame protagonista. El periodista Jesús Lemus refiere a este en su libro “El Licenciado: García Luna, Calderón y el narco” (HarperColins, 2021), obra que por cierto tuvo que terminar en la cárcel algún tiempo, puesto que su investigación le costó acusaciones falsas cuando menos y no la muerte.
Metralleta I, mejor conocido como Genaro García Luna, fue una especie de robocop mexicano. Aunque para certezas el anglicismo debería estar separado “robo” por un lado y “cop” una abreviación insana que debería referir al calificativo de cooptar y corromper al sistema (del término robo ni lo mencionarlo pues se sobreentiende a qué me refiero). Su actuar tuvo marca de sangre, violencia e impunidad durante los sexenios de Vicente Fox y de Felipe Calderón. Notables fueron entre sus filas algunos fieles y cómplices igual de infames, dentro de los que destacan Luis Cárdenas Palomino, ex funcionario de la Secretaría de Seguridad Pública, actualmente detenido en nuestro país. El susodicho fue autor y artífice de uno de los montajes que puso en vilo la relación bilateral entre Francia y México, me refiero por supuesto al Caso Casséz-Vallarta.
¿Por qué llamar a nuestro rey feo Metralleta I? Simple. Porque según uno de los testigos que compareció en su juicio este era uno de los nombres claves con el que se referían los grupos delincuenciales era éste. También era conocido como “el tartamudo”, ambos motes en alusión a su condición de habla. Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Pública en el sexenio de Calderón, fue juzgado culpable el día de ayer por el sistema penal de Los Estados Unidos de Norteamérica. Su condena oscila los 20 años a cadena perpetua. Cabe señalar que desde diciembre de 2019 fue detenido en Dallas TX, acusado de conspiración, aceptar sobornos del Cártel de Sinaloa y de realizar declaraciones falsas.
Su juicio tuvo lugar en la Corte del Distrito Este de Nueva York, con una duración de poco más de un mes, pese a que estuvo previsto que durase mas tiempo. El caso fue presidido por el magistrado Brian Cogan, el mismo juez que sentenció a Joaquín “Chapo” Guzmán. La defensa de García Luna corrió a cargo del abogado de oficio César de Castro, el cual al final del veredicto manifestó estar decepcionado por la resolución. Lamentable para el defensor perder el caso (lo cual en México honestamente celebramos). Doblemente desastroso para este legista esperar próximamente la demanda por difamación que el presidente Andrés Manuel López Obrador interpondrá en su contra, tras levantar falsos en su contra en un intento desesperado por manchar la imagen del presidente mexicano y ganar el caso de su defendido.
Por el revuelo y escándalo que causó su captura fue natural la omisión de gran parte de los medios de comunicación tradicional mexicanos (que en gran medida han arremetido a veces sin ton ni son en contra del sexenio actual), quienes, si bien no desestimaron el hecho le dieron poca cobertura y seguimiento al juicio. Cosa cual que irremediablemente nos hace preguntarnos ¿Hasta qué punto la colusión y complicidad de este personaje comulgó con los medios de comunicación? Pese a que en redes sociales la periodista Meme Yamel llamó a “romper el pacto” de sumisión, pocos o ninguno lo hicieron, y razones de sobra para mirar a otro lado, pues en la comparecencia de los testigos, varios de estos (conocidos delincuentes), señalaron de sobra y con detalle los montos y el destino de los sobornos, entre ellos gran aparte para los medios de comunicación (televisoras y periódicos).
Finalmente queda resolver una cosa primordial ¿Hasta cuándo el sistema judicial mexicano necesitará la eficacia de otros sistemas de justicia en tanto no depure y ponga orden en el suyo? El caso de nuestro rey feo marca el precedente y sin lugar a duda seguirá dando de qué hablar. Aun con los oídos sordos y la vergonzosa inasistencia de la bancada del PAN el día de ayer en el senado, o los penosos argumentos de Felipe Calderón, quien aparentemente “nunca supo nada”, “haiga sido como haiga sido.” La derecha mexicana necesitará mas que su alcahueta marcha del próximo domingo para refregarse los ojos de su ceguera mental, y no darse cuenta que el omitir también los hace cómplices.
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