¿Preparados para Kamala o Trump?
Twitter: @OswaldoRamirezG
Bertold Brecht. Poeta y dramaturgo alemán (1898-1956).
Hombre de su tiempo, hijo en el seno de una familia acomodada, de padre católico y madre protestante, Bertold Brecht vivió en la vorágine sociopolítica europea de principios de siglo XIX. Atestiguó la Revolución Rusa, fue al frente en la Gran Guerra (Primera Guerra Mundial), perseguido por los nazis tuvo que salir al exilio con su familia hacia los países nórdicos, mientras que un hijo suyo moría en el frente oriental combatiendo a los soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial. Ideológicamente influenciado por el marxismo su crítica e ideal socialista lo hicieron un lobo solitario en su propia tierra, aquella que vivió las contradicciones de la modernidad y el progreso, y la que en tiempos difíciles mutó del capitalismo al fascismo. Al final, su obra con una valoración que va más allá del teatro y que aun hoy es tema de análisis y debate en algunas aulas universitarias de materias de ciencias sociales.
Pero el mundo cambió como era de suponer, y casi ciento diez años de iniciada la Gran Guerra (1914-1918) otro conflicto en aquel continente se encuentra en la fase de mutar de lo regional a lo mundial. En tanto para las postrimerías, Bertold Brecht nos dejó su legado dramatúrgico hacia el ocaso de su vida acaecido en pleno auge de la Guerra Fría, y como dice por ahí el coro de un danzón muy popular “que si Juárez no hubiera muerto…”, si esto mismo le hubiese pasado a nuestro dramaturgo alemán, es probable que el desencanto solitario de vivir hoy en día le haría desear su muerte al ver cual fácil se repiten procesos sociopolíticos similares una y otra vez.
Por eso mismo por lo que a veces, cada y cuando los historiadores, se dicen que no hay tiempos iguales, no obstante, algunos fenómenos se presentan de manera similar, pero con las atenuantes de una época distinta. Hoy apenas con veintitrés años de este siglo XXI, no es el fantasma del comunismo progresista el que ronda por el mundo como aseguran algunos ultraconservadores, sino el fantasma del fascismo, en su versión mediática de engaña-bobos por demás atroz.
Qué pues con esta herencia hitleriana hoy, su presencia está por demás documentada y gracias a la ironía de un individuo que por suerte no ganó el Nobel de la Paz. Se trata de “El Servidor del Pueblo”, aquel hombrecito que pareciendo insignificante, se ha victimizado con escenas trágicas en pantalla azul y en revistas de moda, como si revalorizando la idea plástica de la guerra, el mundo debiera ceder y sensibilizarse a sus caprichos.
Volodimir Zelensky, el tele presidente de Ucrania, que le ha costado caro lo mismo a su pueblo que al mundo entero, y hoy nos tiene en vilo, atascado en una suerte de guerra de trincheras post-siglo XXI.
Muchos me dirán, “¡Y tú qué diablos opinas de una guerra que está al otro lado del mundo? ¡Que te importa! ¡No afecta! Seguí tu camino chairo resentido y ocioso”
Y yo les responderé, oh claro, que lo sigo, y nada que me agüito, pero ¿Qué acaso un bolillo cuesta lo mismo ayer y hoy?
No señores, no todo es culpa de ANLO, y pese que estamos viviendo en la agonía de un sistema socioeconómico neoliberal, los efectos de un conflicto por muy lejano que éste se encuentre de nuestra amada tierra de tortillas, tacos y mezcal, nos afectan. Tanto o más que aquellos conflictos mundiales que le tocaron presenciar a nuestro amigo Bertold, porque hoy gracias a las maravillas de la tecnología. Actualmente vivimos en un a red global de comercio y comunicación; podemos consultar a la mano un concierto o partido de futbol desde nuestro celular lo mismo que pedir desde nuestro ordenador los zapatos o la revista de colección que se encuentra en una estantería fuera de nuestro país, por decir algo.
Luego entonces, no caigamos en las contradicciones, y menos aún en las opiniones ridículas como las de cierta conductora de la televisión mexicana, de cuyo nombre no quiero acordarme, que señalo “que el precio del dólar no afecta la economía de los mexicanos”, ojalá que los mismos que le creyeron esa barrabasada en su momento, no sean los mismos que hoy señalan con desdén la resistencia del peso mexicano frente al dólar, y que lo demeritan única, exclusiva y facciosamente porque no son parte del sistema político ni de las prioridades del actual sexenio.
Volviendo al tema, pese a los pronósticos reservados, la Rusia de Vladimir Putin, resiste e insiste en tomar por suya parte de su hegemonía regional, aun con el nuevo paquete de sanciones dictadas por Estados Unidos y Europa occidental en su contra. No obstante, los que sufren además de los refugiados y heridos, son los mercados mundiales, pues lo que dicho mandatario prometía terminaría en meses se ha alargado insospechadamente.
Ahora con la mano clara y descarada de nuestro vecino del norte y de gran parte de los países de la OTAN que, cual, si fueran Papa Noel a destiempo están dotando la cartita de peticiones armamentistas al tele presidente ucraniano. Es inminente que la balcanización de Ucrania no dejará nada bueno para ninguna parte y peor aún, que, en un afán de querer presionar el mercado en Asia, Estados Unidos ha provocado la ira del dragón chino, quien advierte su posible injerencia a favor de Rusia.
Finalmente, estemos ciertos de varias cosas; uno, que los titiriteros del conflicto y potenciales ganadores serán China, Estados Unidos y en menor caso Rusia, la peor parte le tocará a lo que queda de la OTAN y desde luego al gobierno neofascista ucraniano. Dos, que en México la crisis económica es una suerte de “efecto mariposa” y no los supuestos embates e ineptitudes administrativas de la 4T, y que desde luego esta crisis también en mayor o menor medida también la comparten los demás países de América Latina. Y tercero, los polos extremos no son buenos, sobre todo si hablamos del fascismo, como el pervive en Ucrania o el que pretende parte de la derecha mexicana instaurar disfrazado de unidad para “Salvar a México de un no sé qué.”