Ráfagas: Carmen Rincón, a la Secretaría de la Mujer
Para nadie es novedad que en el proceso electoral del estado de México se juega el futuro del país.
En efecto, la contienda por el gobierno de la entidad con más habitantes en México será el termómetro para pulsar lo que pudiera ocurrir en la elección presidencial del 2024.
Sí, luego del resultado electoral del domingo venidero, conoceremos las capacidades reales de todos los partidos en contienda y veremos el tamaño de las trampas y las marrullerías a las que acudirá el partido en el poder federal, que aspira a gobernar la entidad con más población y con el mayor número de legisladores federales.
Y es que en la elección del próximo domingo –en donde se renovará el gobierno del estado de México–, conoceremos no sólo el ánimo social de una porción importante de mexicanos, frente al poder central, sino la fuerza de los opositores que compiten en alianza y, sobre todo, comprobaremos el tamaño de las trapacerías de que son capaces en el partido Morena y sus aliados.
Y cuando hablamos de los aliados de Morena, no sólo nos referimos a los partidos rémora del grupo en el poder federal.
No, en realidad hacemos referencia a la fuerza que desplegarán en el estado de México las bandas criminales aliadas del gobierno de López Obrador y de su candidata en la contienda mexiquense, Delfina Gómez.
En efecto, como ya ocurrió en las elecciones del 2021 y 2022, el papel de las bandas criminales en la elección será determinante para conocer el triunfo a favor del partido Morena o la derrota para la coalición del PRI, PAN, PRD y Nueva Alianza.
Es decir, que si los estrategas de la alianza Va Por México logra movilizar una asistencia masiva a las urnas, no habrá fraude capaz de arrebatarle la victoria a su candidata, Alejandra del Moral.
Y en sentido contrario, si los mexiquenses se muestran apáticos y no acuden a la obligación ciudadana de votar, entonces veremos que el acarreo, la compra de votos, el clientelismo y la influencia del crimen organizado harán ganar a la desprestigiada Delfina Gómez.
Y es que en México y en todo el mundo los principales impulsos para salir a votar son el hartazgo social por un mal gobierno y el voto masivo de castigo o contra la llegada de un grupo político indeseable.
Y aquí aparecen las preguntas fundamentales.
¿Fueron capaces, la candidata Alejandra del Moral y la coalición que la postula, Va por México, de capitalizar el desastre social, económico y de violencia llamado Cuarta Transformación?
Si no lograron sensibilizar por lo menos a la mitad de los mexiquenses y tampoco consiguen una afluencia masiva a las urnas, entonces veremos la victoria del fraude electoral que tienen listo el partido Morena y sus aliados.
Y es que tampoco es novedad, para nadie, que desde el poder central –desde Palacio–, se ordenó ganar en el estado de México al precio que sea.
Y lo anterior no debe ser entendido más que como la instrucción presidencial de ganar a toda costa y, en especial, mediante todos los esquemas fraudulentos conocidos; una elección tramposa que sí y sólo sí podría ser revertida con un voto masivo, en donde los ciudadanos indecisos tendrían un papel determinante.
¿Y por qué será determinante el voto de los ciudadanos que aún no han decidido el sentido de su voto?
Por una razón elemental; porque la duda es la señal más clara de que por lo menos dos de cada diez mexiquenses no están convencidos de entregar el gobierno al grupo político del presidente, pero tampoco fueron motivados por el grupo político en el poder estatal.
Lo que deben entender los votantes indecisos, en todo caso, es que la coalición electoral Va por México, integrada por cuatro partidos, en realidad ofrece la garantía de un gobierno que no sólo representará al PRI, tampoco al PAN, al PRD y/o a Nueva Alianza.
En realidad el de Alejandra del Moral sería un gobierno compartido por cuatro de las principales fuerzas políticas del país, lo que ha dado resultados positivos en otras entidades.
En cambio, una victoria de Morena y de su candidata, Delfina Gómez, se traduciría en la extensión sumisa al gobierno federal. Y es que todos saben que la señora Gómez es eso, una de las más dóciles empleadas del presidente, a quien debe sumisión absoluta.
¿Qué quieren los mexiquenses en el futuro, para su casa común que es el estado de México?
¿Quieren que esa entidad sea atrapada por el poder central? ¿O quieren un gobierno estatal fuerte, independiente del centro y de los abusos, las transas y las mentiras del poder presidencial?
Al tiempo.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.