Radar Político: Parra, se adorna…
Twitter: @OswaldoRamirezG
<<La División del Norte era la forma militar del poder de las masas campesinas, así como el zapatismo era ante todo su forma social>>
Adolfo Gilly “La Revolución Interrumpida” (1970).
Tal vez uno de los personajes de la historia de México de los que más se ha escrito en el siglo XX y lo que va del XXI. Junto con la de Emiliana Zapata, Lázaro Cárdenas, Francisco I. Madero, Benito Juárez y Miguel Hidalgo, la figura de Francisco Villa es icónica en el panteón cívico de la historia oficial contemporánea.
Detalles curiosos de uno de los revolucionarios mexicanos más famosos de nuestra historia se han formalizado ahora con el reciente aniversario luctuoso número cien. Baste con señalar el móvil del asesinato, el cual desde hace tiempo se especula fue instigado desde la presidencia en turno, la cual en aquel entonces corría a cargo de uno de sus antiguos enemigos de armas; el general Álvaro Obregón. Se manejan hipótesis algo novelescas, pero no alejadas de la realidad; sobre si su asesinato en Hidalgo del Parral Chihuahua, aquel 20 de julio de 1923 fue alguna cuenta pendiente de los muchos enemigos que cosechó a lo largo de su vida como político, bandolero y revolucionario.
Una versión señala que la condición que puso los Estados Unidos para reconocer oficialmente al gobierno de Álvaro Obregón fue “quitar” del camino a Pancho Villa, con el objetivo de evitar un posible levantamiento armado liderado por el, ello basado también en la tergiversación de la última entrevista que dio en su hacienda de Canutillo, Durango. Esta hipótesis se refuerza si pensamos que nuestros vecinos del norte quisieron cobrarle tarde que temprano, por haberse burlado de ellos dos veces. La primera por invadir territorio estadounidense con el fin de tomar venganza por un traficante de armas de origen judío quien le vendió balas de salva (Columbus, Nuevo México, 9 de marzo de 1916). Ostentando con esto el único caudillo y país latinoamericano que ha invadido suelo yanqui y salir vivo de dicha incursión.
La segunda, consecuencia de su invasión a territorio americano. La cacería furtiva del ejército norteamericanos. La Expedición Punitiva que duró del 16 de marzo de 1916 al 7 de febrero de 1917 con alrededor de 10 mil soldados al mando del general John J. Pershing. Tiempo en el cual ni con toda la tecnología de aquel momento, ni con todos los informantes y guías experimentados (apaches), dicho ejército pudo dar con su paradero. Después se dijo para justificar el fracaso que esta maniobra había sido un mero ejercicio militar que preparó a las tropas estadounidenses para sumarse a las fuerzas aliadas en la Gran Guerra (Primera Guerra Mundial).
Lo cierto es que este hecho contribuyó en la fama del caudillo, dejando hasta cierto modo ridiculizado al ejército de los Estados Unidos, en tanto que el poblado de Columbus con el tiempo sacó raja turística del hecho y a la fecha es el principal atractivo de la localidad. Además de acrecentar su leyenda, Villa fue el pionero en utilizar tanto en este episodio como durante la lucha de facciones años atrás a la motocicleta como un medio alternativo de traslado y combate militar; cabe señalar que durante la expedición punitiva el ejército sabedor de este hecho trasladó equipo algunos de sus soldados en este tipo de vehículos de la marca Harley Davidson, pero ni con estas ni con los aeroplanos dieron con Francisco Villa, quien a razón de ello se decía “que estaba en todas partes y en ninguna a la vez”. Cabe señalar que una manera ilustrativa muy a la mexicana y con el toque merecido la interpreta don Ignacio López Tarso en “La persecución de Villa” corrido muy popular en vísperas del 20 de noviembre.
Cierto que después de su muerte, las condiciones delinearon gradualmente para la “institucionalización de la revolución”, agremiada en un partido único y de la cual no daremos detalles esta ocasión. Pero para volver con el personaje en cuestión, añadiremos que años después de su muerte, su tumba fue profanada y se sustrajo su cabeza, la cual también se dice extraoficialmente fue a parar a los Estados Unidos. La Skull & Bones, también conocida como La Orden, Calaveras y Huesos, La Orden 322 o la Hermandad de la Muerte, una sociedad estudiantil secreta pertenece a la Universidad de Yale, y de la cual se dice que como rito inicial y condición de ingreso esta en profanar algún cadáver de algún personaje famoso y sustraer uno de sus huesos (fémur) y su cabeza.
Ahora bien, siendo fieles a la historia y dejándonos un poco de romanticismos, diremos que Pancho Villa más allá del mito fue el héroe y villano de muchos relatos; su pasado como salteador y bandolero se mezcla con la figura de un “Robin Hood” mexicano, no borra también la responsabilidad en las atrocidades acometidas bajo sus órdenes o su mano en el fragor de la batalla durante la revolución. Así como también sus grandes aciertos en pro de la educación, el orden y sobriedad de la sociedad chihuahuense cuando este fue elegido gobernador provisional en dicha entidad del 8 de diciembre de 1913 a enero de 1914.
Hay quienes en un ánimo místico y misterioso le dotaron características demoníacas por un pacto con el diablo, por las cuales pese a que siempre vivió al borde del peligro nunca recibió heridas mortales y que fue solo la manera en que se le dio muerte que pudo ser vencido al final. Lo cierto es que José Doroteo Arango Arámbula (1878-1923), nombre real de Francisco Villa, su vida, su muerte y su legado se seguirá entremezclando en un mar de leyendas, mitos y realidades y pasará todavía mucho tiempo para que historiadores nos pongamos de acuerdo sobre diversos detalles de la vida del Centauro del Norte.
Las opiniones y conclusiones expresadas en el artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Quadratín.
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